A pocos días de cumplirse ocho meses del asesinato de Javier Parra Ortega, se realizó la audiencia de juicio y se sentenció a los supuestos culpables. El Tribunal Primero de lo Penal de Azuay dictaminó 34 años con ocho meses de prisión para los dos jóvenes que fueron detenidos horas después del hecho de sangre.
Ocurrió el 29 de marzo del 2015 en el barrio La Dolorosa, camino viejo a la parroquia cuencana de Baños, en el sur del Ecuador. Era el medio día y Javier con sus dos hermanos habían salido de misa y caminaban hacia un centro comercial cuando fueron sorprendidos por dos delincuentes en moto, que intentaron robarles el celular.
Javier tenía 19 y cursaba el primer año de ingeniería. Según Diego, el hermano mayor, uno de los desconocidos se bajó de la moto y le apuntó con un revólver en la cabeza. El joven entregó el celular Samsung Galaxi C4000 y recibió un golpe en la cabeza con la cacha de revólver, que le provocó una herida.
Ante eso reaccionaron los otros hermanos y el asaltante hizo ocho disparos contra los jóvenes. Javier falleció por el impacto de tres balas y otras dos se albergaron en el cuerpo de José, el segundo hermano. Cuando los vecinos salieron por los gritos de auxilio de Diego, los delincuentes habían escapado.
Enseguida la Policía realizó un operativo, y a través de las cámaras de seguridad se encontró a los supuestos responsables en el interior de un departamento que rentaban. Uno de ellos se había rapado la cabeza para no ser identificado, explicó en aquella ocasión el Fiscal de Azuay, Lizandro Martínez.
Pero en la vivienda se encontró la moto, armas, prendas con manchas de sangre… Esos elementos fueron parte de las pruebas que presentó el fiscal y que llevaron al juez, Edwin Regalado, a emitir la sentencia acusatoria verbal. En los próximos días saldrá el fallo completo por escrito.