Miembros de la Fundación Jonathan entregan víveres, en la calle Madrid, junto al Ministerio del Ambiente. Foto: Vicente Costales / EL COMERCIO
Doménica, de 14 años y con parálisis cerebral, lleva puesta una mascarilla mientras aguarda en su silla de ruedas. A un costado está su abuela, María Caiza, de 54. Son las primeras en la fila para recibir la ayuda de la Fundación Jonathan.
El sustento de Caiza es lavar ropa ajena, pero eso ha ido mermando, más aún con la pandemia. La niña y su abuela, quien la cuida desde que tenúa un año de edad, están entre las cerca de 1 000 personas que a diario reciben apoyo de la organización, que nació hace 20 años, luego del asesinato de Jonathan, hijo de Catalina Avilés, titular de la misión.
La fundación entrega las ayudas ya no en el Itchimbía, donde está su sede, sino en la calle Madrid, junto al Ministerio del Ambiente. Dan alimentos, medicinas, pañales, leche de fórmula, ropa, mascarillas. Lo hacen de 07:00 a 10:00.
Abuela y nieta acuden tres veces por semana. Salen a las 05:00 de su hogar, en La Raya, en el sur. Van en un taxi. En la fundación les ayudan con el pago, que suele ser de USD 5.
María Piedad Caiza, de 62 años, también madruga. Llega desde Chillogallo dos veces por semana. Los otros días va a una clínica, adonde la derivaron para sus diálisis.
World Vision mantiene sus programas de apoyo a familias en Caupicho (foto) y en El Beaterio, en el sur. Foto: Vicente Costales / EL COMERCIO
La mujer, hasta hace unos años, vendía frutas en la calle. Tiene seis hijos, quienes la ayudan con lo que pueden. Su viaje empieza a las 05:00, toma un bus hasta El Tejar, luego otro a El Dorado, desde donde camina a la Madrid. Para ella, como para cientos de personas, la solidaridad es una luz.
Avilés dice que hay que tocar muchas puertas. Siempre hace falta más y con la emergencia ampliaron la misión. Ahora van a los barrios (han ido a cerca de 90) y los jueves entregan comida a habitantes de la calle. Para aportar, se puede comunicar al 099 971 3078.
Las manos también se extienden en El Ejido. Una iniciativa de entrega de alimentos nació en la iglesia El Combo del Rey, en la Salinas y Asunción. El pastor Alfonso Pulloquinga recuerda que en medio de la crisis hubo gente de escasos recursos que se acercó al templo y ahí nació la iniciativa.
Eduardo Navarrete y María Pesántez, miembros de la iglesia, abren su restaurante para preparar la comida, que depende de las donaciones que recolectan los sábados en la iglesia, de 08:00 a 18:00. La reparten los domingos, en unas mesas del parque, entre la 10 de Agosto y Patria. Los comensales son, en especial, gente con experiencia de vida en calle.
Ayudan a unas 200 personas. Suelen tener el llamado de atención de la Policía por el número de gente. El pastor insiste en el distanciamiento físico. A la par de la gestión de permisos, contemplan entregar la comida en las canchas, para tener más espacio.
Navarrete y Pesántez salen desde Quitumbe a las 05:00, en taxi o furgoneta, para ir al local en la América y Asunción. Se suman voluntarios de la iglesia. Antes de servir la comida, se da un mensaje de esperanza.
En el sur también hay trabajo solidario. World Vision Ecuador hace ahí voluntariado comunitario contra la violencia, da kits alimenticios y de aseo.
Desde antes de la pandemia, llegaban a 1 500 menores inscritos en el programa, que es nacional; y en Quito se desarrolla en El Beaterio y en Caupicho. 800 familias se benefician directamente y unas 600, indirectamente. En la emergencia apoyan a gente de la tercera edad y con discapacidad.
Anatolia Hernández, de 87 años, cubre su boca y su nariz con una bufanda. Caminó desde El Garrochal hasta la UPC de Caupicho. Con una chalina carga en la espalda los víveres que le dan. Creció en Alausí, trabajó en una casa y hace 22 años llegó a Quito. Se va agradecida, diciendo que el kit le durará un mes, pues vive sola.
En Quito hay 30 voluntarios. Gladys Tipán es una, en el barrio Santa Gloria. Es auxiliar de Enfermería, pero en la emergencia no ha podido ejercer. Combina la labor en el sector con la atención de su papelería.
Tiene dos hijos y es cabeza de hogar. Colabora en la entrega de víveres y está atenta a novedades de violencia intrafamiliar en hogares con niños.
La organización también recibe donaciones a través de Facebook e Instagram:
@WorldVisionEC.
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