Simpatizantes de Bonil y grupos afroecuatorianos estuvieron presentes en la audiencia. Fotos: Patricio Terán / EL COMERCIO
El caso podría pasar a la justicia penal. Si la Superintendencia de Comunicación (Supercom) determina que la caricatura de Bonil es discriminatoria, él y el diario El Universo, que la publicó, podrían ser juzgados por ese delito.
La ley de medios establece que, si se impone una sanción por esta infracción, debe remitirse el expediente a la Fiscalía para su investigación. La pena es de uno a tres años de cárcel.
No fue algo que se mencionara durante la audiencia de ayer. Pero Alodia Borja, representante de las 17 organizaciones afroecuatorianas que plantearon la denuncia contra la viñeta, no lo descartó una vez terminada la diligencia.
Todo comenzó con una caricatura. El 5 de agosto del 2014, El Universo publicó un dibujo de Bonil en el que se hace alusión a los problemas de lectura en voz alta del asambleísta y exfutbolista Agustín Delgado durante una sesión del Pleno. Las organizaciones afroecuatorianas lo acusan de discriminatoria ante la Supercom.
Borja no actuó -según dijo- en representación de Delgado, sino a nombre del pueblo afroecuatoriano. “El señor Bonil (en su caricatura) no se está refiriendo solamente a su riqueza económica, sino a la espiritual”, aseguró con respecto al uso de las palabras “pobretín” y “pobretón” en la viñeta.
Su discurso se centró en la historia de lucha del pueblo afroecuatoriano por el respeto de sus derechos y en el “menoscabo” de estos, que se habría hecho a través del dibujo.
A pesar de que en este caso, Borja se refirió a discriminación racial, el Consejo de Regulación de la Información y Comunicación (Cordicom) no lo determinó así. En un informe emitido por esta entidad se concluye que la caricatura sí es discriminatoria pero por motivos “socioeconómicos”.
Este informe es clave en el proceso, pues el artículo 63 de la Ley de Comunicación determina que es el informe del Cordicom el único criterio válido para calificar un contenido como discriminatorio.
Pero en este caso, la defensa de El Universo y la de Bonil argumentó que nunca fue notificada por la Supercom con este informe, lo cual interfiere con el derecho a la defensa, establecido en la Constitución. Para Ramiro García Falconí, uno de los abogados de Bonil, no se puede acusarlos de dos infracciones diferentes y no notificarles con una de ellas porque necesitaban, para la audiencia de ayer, conocer todos los argumentos para rebatirlos.
A El Universo sí le fue entregado el informe, por petición del diario al Cordicom, el jueves pasado. Este fue elaborado por la Dirección de Evaluación del Contenido de la entidad.
“Mucho antes de que la denuncia fuera presentada, los representantes del Cordicom ya adelantaron criterios al decir que la viñeta es discriminatoria en entrevistas y redes sociales”, aseguró Pedro Valverde, abogado del periódico.
Sin embargo, la parte acusatoria no habla de ese informe. Habla de la discriminación que existe en la sociedad, del derecho a ser tratados como iguales y de sus derechos. Y del control en los medios: “Si El Universo no hubiera publicado la caricatura, no hubiera habido las reacciones (críticas y mensajes de odio)”, señala Borja.
Pero para Lenin Hurtado, exasambleísta constituyente y otro de los abogados de Bonil, denuncias como la de este caso ayudan a “banalizar” la lucha contra la discriminación que su pueblo (también es afroecuatoriano) ha emprendido. Sostiene que el dibujo no hace referencia a una etnia o color de piel.
Bonil no habló durante la audiencia. Al finalizar la diligencia, se ratificó en que su crítica no fue al asambleísta por su color de piel o el dinero que tenga o no, sino al funcionario representante en el Legislativo y su falta de preparación.
Por ello, llevó unos lentes gigantes de cartón para los funcionarios del Cordicom, que no estuvieron en la audiencia. “Les traje este regalo porque siempre se hacen de la vista gorda”, dijo.
Durante toda la audiencia, se escucharon los pitos de los carros y los gritos de los simpatizantes del caricaturista, que se dieron cita desde temprano pero no lograron ingresar hasta la sala de audiencias.
También, un grupo de afroecuatorianos llegó con carteles, en los que pidieron límites para el humor.
Según establece el Reglamento para el procesamiento de sanciones administrativas, una vez que se ha concluido la audiencia, la Supercom deberá emitir una resolución en un plazo máximo de tres días laborables, es decir hasta el viernes.
En contexto
El caricaturista Bonil enfrenta su segundo proceso en la Supercom. En enero del 2014, ya fue sancionado con la rectificación de un dibujo que hacía referencia al allanamiento de la vivienda del activista político Fernando Villavicencio. El Universo también recibió una multa.