En la avenida Simón Bolívar se registró congestión vehícular debido a los trabajos que se realizan en el intercambiador de Carapungo.
Foto: Alfredo Lagla / EL COMERCIO
No es posible circular a más de 5 kilómetros por hora y cada 50 metros aproximadamente la fila de autos se detiene por al menos dos minutos. Antes de las 07:20 de este miércoles 15 de julio del 2015, la fila de autos en la Panamericana Norte iba desde el inicio de la avenida Simón Bolívar hasta el intercambiador de Carcelén, donde colindan la Panamericana Norte, la Galo Plaza y la Diego Vásquez de Cepeda, en el norte de Quito.
La intersección de la Panamericana con la Simón Bolívar es, desde hace más de seis años, uno de los puntos más complicados para la movilidad en el Distrito. Precisamente por eso, la Empresa Pública Metropolitana de Movilidad y Obras Públicas, Epmmop, está construyendo un intercambiador. Desde mayo, paulatinamente, se han habilitado rampas, es decir desvíos, para que la obra no complique demasiado el paso de vehículos. Pero la mañana de ayer se habilitaron dos nuevas rampas y, por primera vez se cerró un tramo de la Simón Bolívar, lo que empeoró notoriamente la congestión en la zona.
Los autos que circulan por la Panamericana rumbo a la Simón, deben desviarse al oriente por una rampa ubicada a pocos metros de donde será el intercambiador. Hace falta señalización.
Los vehículos que van por la Simón Bolívar hacia la Panamericana, deben desviarse unos 500 metros antes del intercambiador para salir a la altura de Carapungo. En ese tramo hubo congestión, pero aunque despacio, el tránsito fluía.
Paul Caza, agente metropolitano de tránsito, comentó que aún hay personas que no respetan los conos anaranjados colocados para impedir el paso y que con frecuencia los conductores preguntan sobre qué ruta deben tomar y cuánto tiempo demorará las obras.
Hubo quejas y desconocimiento por parte de los usuarios.
Ángel Rivas, quien vive en Jardines de Carcelén y trabaja en El Recreo aseguró que deberá madrugar al menos 15 minutos más para llegar a tiempo a su destino. Para él hace falta más planificación.
La petición en común es que haya mejor información por parte de las autoridades. Hoy, por ejemplo, una de las dos rampas que se inauguraron ayer no se habilitó: la que conecta la Bota con la Simón Bolívar. Caza explicó que es probable que mañana jueves se la habilite nuevamente. Hoy no fue posible hacerlo por falta de personal.
En el tramo de la Simón Bolívar que quedó inhabilitado se realizarán movimientos de tierras, y trabajos de agua potable y alcantarillado que tomarán aproximadamente 90 días. Esta mañana un tractor retiraba pavimento y tierra.
La recomendación para quienes se dirigen por la Simón Bolívar hacia el norte (Oyacoto, Calderón, Collas) es que tomen como ruta alterna el Redondel de Gualo por la vía hacia Llano Grande para salir a la Pana.
Mauricio Herrera, usuario frecuente de la ruta, está de acuerdo en la construcción de la obra y opina que a los conductores y moradores de Calderón no les queda más que soportar las molestias hasta diciembre. Solo espera que el plazo se cumpla y que el resultado sea el beneficio de los quiteños, es decir que logre descongestionar por completo ese nudo crítico. Para Herrera la construcción del intercambiador cambiará el acceso norte de Quito. ‘Desde que se abrió la vía Collas, el primer lugar poblado que ve la gente que llega a la capital por el aeropuerto es ese sector’, comenta.