La ley francesa que enmarca la reproducción asistida fue promulgada en 1994. Foto: Pixnio.
Primero fue una, luego dos, al final cinco. Cassandre (nombre modificado) , una francesa de 31 años, está abrumada: después de someterse a pruebas de ADN ha descubierto en dos años la existencia de cinco hermanas con las que comparte el mismo padre biológico, todas nacidas mediante reproducción asistida, y teme que existan decenas más”.
El caso de Cassandre coincide con el debate en el Parlamento francés de la primera gran reforma social del presidente Emmanuel Macron, la ampliación de la reproducción asistida -hoy reservada a las parejas heterosexuales por motivos médicos- a todas las mujeres, solas o en pareja.
“Siempre he tenido dudas sobre mi filiación, soy muy morena comparada con mi familia” relata la joven.
A los 22 años, Cassandre interrogó de forma incesante a sus padres, que acabaron confesándole que como su padre era estéril, su hermana mayor, su hermano pequeño y ella misma fueron concebidos gracias a una donación de esperma.
Fue “un terremoto” en la vida de esta estudiante de derecho, que tuvo la impresión de perder de golpe parte de su identidad.
La ley francesa que enmarca la reproducción asistida fue promulgada en 1994. Un niño de cada 30 (3,4%) es concebido hoy en Francia gracias a esta técnica, ya sea mediante fecundación in vitro o inseminación artificial.
“Pero la práctica existía, sin marco legal, desde la posguerra”, en 1945, afirma Cassandre, que explica haber sido concebida en un centro de ginecología privado en Toulouse (sudoeste de Francia) , con el esperma de un donante remunerado.
“En aquella época, los médicos decían a los padres que guardasen el secreto. La reproducción asistida tendía a ‘reparar el orgullo del padre estéril’”, explica la joven.
Un primer test ADN -ilegal en Francia pero posible gracias a compañías estadounidenses- le permitió descubrir sus orígenes italianos. Luego hubo “un detonante” que la impulsó ir más lejos, el atentado islamista de Niza (86 muertos) , al que sobrevivió en 2016.
“Irresponsabilidad”
Cassandre efectuó entonces otros tests ADN y accedió a varias bases de datos.
El primer descubrimiento tuvo lugar en 2018. “ Una chica toma contacto conmigo, me envía su foto, y ahí se produce la gran conmoción, ella era como mi clon ” recuerda la joven. Su ADN no deja lugar a dudas: son hermanas del mismo padre biológico.
En junio pasado, una segunda joven se manifiesta, junto a sus hermanas menores, las tres procedentes del mismo donante. Y a mediados de septiembre, caen los resultados de una quinta joven. Todas proceden del mismo donante.
Cassandre está feliz de haber hallado a estas inesperadas hermanas, pero también le genera inquietud.
“Si contamos a mi hermana mayor, ya somos siete las mujeres procedentes del mismo donante. Y si tenemos en cuenta que la mayoría de las personas de nuestra edad nacidas mediante reproducción asistida lo ignoran, y que pocas se someten a pruebas, es posible que tenga decenas de medio hermanos y medio hermanas en Toulouse”, se inquieta Cassandre, que acusa el ginecólogo de “irresponsabilidad”.
“Lo llamé. La primera vez me colgó el teléfono. La segunda, me dijo que no recordaba nada”.
La joven, hoy aún soltera, tiene un temor: emparejarse, sin saberlo, con un medio hermano. “Si se me acerca un hombre moreno en Toulouse, corto por lo sano” .
“Trozos de identidad”
“Ello sin duda jamás ocurrirá porque tengo cuidado pero ¿y los que no lo saben?” se pregunta.
Para ella, además, la búsqueda no acaba ahí: quiere saber quien es el hombre con el que comparte la mitad de su ADN.
“No quiero un padre. Ya tengo uno. Pero me gustaría recuperar un trozo de mi identidad, ponerle un rostro a este hombre para comprender a quién me parezco, y quizá verlo, si él está de acuerdo”.
Cassandre se siente a veces incomprendida por lo que hace, y lamenta que el tema sea tabú.
“La prueba es que ninguna de mis medio hermanas ha aceptado hablar”. Aparte de su núcleo familiar, nadie sabe tampoco que Cassandre nació de una reproducción asistida.
La joven, que milita en una asociación de jóvenes nacidos mediante reproducción asistida, se congratula de que el proyecto de ley de bioética, que los diputados franceses debaten desde este martes, prevé el derecho de los que nacerán por este medio a acceder, cuando sean mayores de edad, a la identidad del donante.
Esto es hoy imposible porque el anonimato es uno de los pilares de la donación de esperma en Francia.
Pero para quienes nacieron antes de esta reforma “el acceso al donante no se puede producir salvo si éste lo autoriza por iniciativa propia” lamenta Cassandre.