La Laguna Verde es parte del sistema lacustre y los visitantes deben recorrer al menos seis horas para llegar. Foto: Cortesía del Municipio de Riobamba
Los días despejados son perfectos para ascender al Altar, según Ángel Vilema, un experimentado guía nativo de 60 años. Ese nevado está situado a 20 kilómetros de Riobamba, en la cordillera occidental, y se caracteriza por los paisajes y tonalidades particulares de las lagunas que se forman entre los nueve picos de la montaña.
“Al Altar le tenemos respeto, le pedimos permiso para entrar con los turistas y cuando nos recibe nos deja ver la belleza de sus paisajes. Todos los visitantes disfrutan mucho de la experiencia”, cuenta Vilema, quien vive en la comunidad Verdepamba, en Quimiag.
Entre los habitantes de esa pequeña parroquia ubicada a 15 minutos de Riobamba, hay expectativa por el incremento de visitantes. Allí se activaron emprendimientos y asociaciones comunitarias.
En los últimos cinco años los turistas empezaron a llegar con más frecuencia debido a una campaña de difusión que emprendió el Municipio de Riobamba, en conjunto con seis operadoras turísticas, y a la organización de eventos deportivos como El Altar Trail, que congrega a deportistas de élite de todo el país.
La cascada Puelazo es la primera parada hacia El Altar. Foto: Cortesía Municipio de Riobamba
Ángel Vilema y sus hijos Danilo y Coralía emprendieron un negocio hace cuatro años, cuando notaron que los visitantes deseaban contratar alimentación y transporte. Convirtieron su pequeña vivienda en una especie de refugio donde reciben a los montañistas antes y después del recorrido.
La familia ofrece el alquiler de mulas de carga para transportar los equipos de los montañistas y guianza. El paquete, que cuesta USD 60 por equipos de cinco personas, incluye un desayuno energético y un almuerzo típico.
“Después del largo trayecto y cansancio, a la gente le encanta un caldo de gallina o un plato de cuy. Les devuelve las energías, por eso lo incluimos en el menú”, dice. En temporada alta, de julio a septiembre, la familia recibe hasta 100 turistas en un fin de semana.
La alta afluencia de visitantes también motivó a un grupo de 17 jóvenes oriundos de las 22 comunidades de Quimiag a capacitarse como guías nativos. Ellos tienen entre 18 y 24 años, y han recorrido la montaña desde su infancia, por lo que conocen bien los senderos.
El objetivo es obtener una licencia que los califique como guías nativos certificados. Algunos integrantes ya recibieron las primeras capacitaciones en la Dirección de Turismo del Municipio, y cuentan con permisos especiales. Otro grupo espera un nuevo ciclo de capacitaciones del Ministerio de Turismo, Bomberos y el Grupo de Operaciones Especiales de la Policía, este año.
Los planes de la parroquia incluyen la instalación de un punto de información, donde los turistas podrán contactar a los guías, y la creación de una empresa pública que ofertará, además de la guianza, el alquiler de equipos de montaña o de caballos para las cabalgatas.
La Asociación Zoila Martínez, que agrupa a 27 familias de Verdepamba, se activó por el incremento de visitantes. Los socios tiene 2 500 hectáreas, situadas en el acceso al nevado.
Alonso Colcha, uno de los socios, invirtió USD 8 000 en la construcción de cabañas de alojamiento para recibir a 12 personas, y piscinas de truchas para pesca deportiva. “Confiamos en que más gente venga a conocer el Altar, por eso emprendimos”.
No olvide
Transporte. Hasta el ingreso al Altar (Verdepamba) se puede llegar en vehículo o bus. En Quimiag hay camionetas que cuestan USD 15
Guianza. Solo se puede ascender en compañía de guías calificados. La montaña está catalogada en una dificultad de entre media y alta.
Actividades. Se practican el andinismo, trekking, escalada, cabalgata, pesca deportiva y ciclismo. Es ideal para la fotografía.