El chef peruano, Gastón Acurio, hizo una rápida exposición en el festival Latitud Cero. Foto: El Comercio.
La agenda del Latitud Cero anunció como uno de los invitados de honor al chef peruano Gastón Acurio. Más de 300 estudiantes de gastronomía, chefs profesionales y periodistas llegaron la mañana del miércoles a la espera de aprender de este limeño que se ha convertido en uno de los mayores referentes de la gastronomía a nivel mundial.
De acuerdo al programa, Acurio daría una conferencia demostrativa desde las 11:00 hasta las 12:00. Sin embargo, el vuelo que traía al chef se retrasó, por lo que Acurio hizo su entrada a las 14:00 con una maleta de ruedas en las manos que indicaba que no había hecho ninguna parada entre el aeropuerto Mariscal Sucre y el Centro de Eventos Bicentenario.
A paso rápido se dirigió a la cocina, en donde en frente de alumnos y chefs se retiró la camiseta para vestir el chaleco blanco que tenía el logo de Latitud Cero. Con la misma agilidad, salió para dirigirse al escenario. Mauricio Acuña, el director del congreso, lo anunció y Acurio dio inicio a la preparación de un cebiche de camarón de río.
Mientras preparaba este platillo al puro estilo peruano, pero con el toque de autor por el que es conocido Acurio, habló sobre la creación de la feria gastronómica Mistura, la cual desde el 2008 se puso el objetivo de fomentar e impulsar la gastronomía peruana a través del rescate de productos nativos.
“En la feria reunimos a los agricultores y comprobamos que había recuperado la confianza, después de más de 500 años de olvido”. Sin duda, la receta más importante de Acurio ha sido la de crear un círculo gastronómico que una a todos los exponentes de la cadena alimentaria, desde los agricultores y pescadores, por los productores y artesanos hasta los cocineros.
Después de preparar el camarón, empieza a elaborar la leche de tigre de coral, que tiene limón, diferentes pescas blancas, cebolla roja, limón, ají, hielo, apio y culantro.
Reclama al recordar que en un país –Perú- en donde la gente vive en medio de cebiches, los pescadores no tenían dinero “ni para educar a sus hijos”, entonces recalca que la gastronomía no es sólo un gusto para los sentidos, sino un proceso que puede potenciar la economía de los países.
Cerrar el círculo gastronómico y acercar a todos estos actores de la producción de alimentos a los chefs fue un paso que para Perú significo la recuperación y el redescubrimiento de su diversidad cultural y biológica.
Acto seguido, procedía a mezclar la preparación de los camarones, que habían sido sazonados con ajo, rocoto, culantro, huacatay, alga marina y cebolla roja.
Una vez que ha finalizado este plato que en sus manos parece sencillo de preparar, lo ofrece al público, y muchas manos se alzan para poder probarlo. Una persona es la beneficiada y se lleva un cebiche que promete ser un manjar con ingredientes peruanos.
En la rueda de preguntas surge una que seguramente muchos ecuatorianos han tenido. Cómo podría Ecuador despegar gastronómicamente. Acurio explica que Ecuador es un país mucho más diverso en cuanto a etnias, culturas, ecosistemas y biología, que lo único que hace falta es apostar por esta naturaleza.
También recuerda que para construir un mapa gastronómico latinoamericano primero hay que impulsar las cocinas de cada país, de cada ciudad, siempre acompañados de curiosidad e inocencia y un trabajo constante. Así, “un cocinero podrá tener un restaurante de vanguardia en el mercado, en el pueblo o en una ciudad”.
Entonces, como ya se había anunciado desde que llegó, Acurio se despidió tempranamente y en medio de los estudiantes que pedían su autógrafo se dirigió a la salida. Acuña y Edgar León lo acompañaron hasta el transporte que lo llevaría de regreso al aeropuerto.