La plataforma Organizadas por una Ley Justa y Reparadora de Aborto por Violación (OLA) se pronunció sobre el veto del presidente Guillermo Lasso a la norma para la interrupción voluntaria del embarazo en casos de violación. Sostienen que este no debió ir a la Asamblea, sino a la Corte Constitucional (CC), ya que la objeción es de inconstitucionalidad.
“Quienes hemos estudiado derecho constitucional creemos que debía darse esta objeción de inconstitucionalidad y por lo tanto pasar al dictamen de la CC”, señaló Nataly Yépez. Ella es abogada de la Alianza por los Derechos Humanos del comité directivo de la Cedaw y consultora litigante en derechos humanos.
Yépez indica que la naturaleza de la objeción presidencial, a pesar de que se denomina parcial, por su naturaleza no lo es. Dice que se trata de una objeción de inconstitucionalidad. “Queremos dejar claro a la Asamblea Nacional que considere la naturaleza, no solo la denominación”.
Lo mismo sostiene Ana Vera, socióloga, abogada y directora de Surkuna. Ella indica que toda la objeción presidencial se basa en razones de constitucionalidad. La Constitución del Ecuador establece que, al ser así, debía ser enviada a la Corte y no a la Asamblea, dice.
Las organizaciones de mujeres y derechos humanos que forman parte de OLA aseguran que el presidente Lasso envió su objeción a la Asamblea por una razón. “Sabe que la Corte Constitucional jamás va a permitir que las argumentaciones que hace puedan ser calificadas como legales y constitucionales”.
Además, la abogada Vera dice que la redacción de todo el veto es inadecuada. “El presidente lo que ha hecho con este veto es imponer sus creencias personales“.
´Se desconoce la realidad’
El caso de Alexandra (nombre protegido) llegó a la Maternidad Isidro Ayora. Ella -que soñaba con ser profesora algún día- y sus padres vivían en la Amazonía, en extrema pobreza. Ellos querían que su hija estudie, así que la regalaron a una pareja de adultos mayores, que tenían una hija, casada con un hombre de 35 años.
Ellos visitaban a la pareja cuidadora de Alexandra todos los domingos y, en cada visita, el hombre violaba a la niña, desde que ella tenía 8 años. Alexandra nunca menstruó desde que empezó a ser abusada. Y en su primera ovulación se quedó embarazada. Tampoco reclamó ni dijo nada porque su agresor le convenció de que era una manera de mostrarle gratitud y afecto por todo lo que ella estaba recibiendo en la casa de los adultos mayores.
El caso lo relató Susana Guijarro, médica especialista en adolescencia, exlíder del Programa Nacional de Adolescentes del Ministerio de Salud Pública y docente universitaria. Ella sostiene que el presidente Lasso y los asambleístas “no están al tanto de la vida de nuestras adolescentes, de lo que ellas viven y de los casos graves que tenemos de violencia sexual”.
“¿Cómo van a dar 12 semanas (para la interrupción del embarazo) si la niña ni siquiera menstruó?, ¿cómo va a saber que está embarazada?”, se pregunta la especialista. “Este tiempo es totalmente ilógico para la realidad que viven nuestras adolescentes y mujeres”.
Las niñas y adolescentes ecuatorianas no son prolijas en tener en cuenta el tiempo de la menstruación, dice Guijarro. Esto es porque tampoco han tenido acceso a una educación sexual integral ni a un servicio de salud que les dé una asesoría adecuada, explica.