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Las especies de Galápagos no han sido afectadas por las fuertes lluvias

Las Islas Galápagos recibieron el año con tormentas debido a la presencia de El Niño. Las lluvias comenzaron el lunes pasado y ocasionaron daños en las carreteras de Santa Cruz.

Con el cambio climático los impactos del Niño se agravan. Lo que es un acontecimiento diseñado por la naturaleza para mantener un equilibrio, puede convertirse en el suceso más letal del mundo.De igual manera, la fauna y flora que habitan estas islas también pueden verse afectadas por este evento natural cada vez más intenso.

Entre 1982 y 1998, El Niño golpeó con fuerza el archipiélago y dejó una huella de muerte: blanqueamiento de colonias de corales, reducción dramática de poblaciones de pingüinos de Galápagos -ya en peligro de extinción-, cormoranes voladores, lobos marinos e iguanas marinas.

Este año el escenario es más preocupante. El biólogo marino, Juan Pablo Muñoz, quien participó en la expedición de octubre para evaluar las condiciones de El Niño, asegura que la temperatura del mar ha subido tres grados más (23 -28 Cº) en comparación con octubre del 2014 y las aguas están más calientes que en 1998. Esto significa que el impacto se agrava.

Las aguas calientes que trae El Niño son sinónimo de menos alimentos. "Cuando hay corrientes frías, los organismos del fondo marino surgen a la superficie y con la luz del sol empiezan a reproducirse", explica Muñoz.

"Pero cuando la temperatura sube, este fenómeno se anula u ocurre en menor escala". Es así, como algunas especies mueren de hambre, debido a que las algas de las que se alimentan desaparecen temporalmente.

Las iguanas y los lobos marinos son los más afectados. Con un cambio en el clima, las temperaturas se vuelven más extremas y por ende el impacto en la productividad de los océanos disminuye abruptamente.

Por otro lado, con la llegada de las lluvias, la vida en la tierra se despierta: los bosques secos se convierten en selvas, los ríos se llenan de agua y los animales terrestres empiezan a reproducirse gracias a la abundancia de comida.

Pero, si las lluvias se intensifican -por los efectos del cambio climático- ocasionarían inundaciones que anegarían nidos, tumbarían árboles y destruirían quebradas.

Por ahora, tras las fuertes lluvias de esta semana, un monitoreo ecológico realizado por los guardaparques evidenciaron una baja afectación en las especies protegidas de las Islas.