La danza desarrolla la concentración, la inspiración y el reconocimiento corporal. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO
Actividad física, relacionamiento, encuentros consigo mismo, desarrollo de capacidades y contacto con la naturaleza son necesidades que los chicos tienen y podrán satisfacer en estas vacaciones, que se inician desde la próxima semana en la Sierra y Amazonía.
Cada niño tiene sus gustos y necesidades, según su edad y personalidad. El segundo punto -explica el neurólogo Gonzalo Baquero- también está dado por el cerebro, que trabaja distinto en cada etapa.
Mientras un niño de hasta dos años -detalla el especialista- requiere distracciones muy puntuales, ya que tiene períodos de atención cortos, a los cinco años tiene un comportamiento atencional más largo.
En la edad escolar, el nivel cognitivo del cerebro le permite comprender y planificar, por lo que requiere actividades que potencien esa etapa.
En el sector de Alangasí, José Luis Íñiguez se propone fomentar diferentes capacidades en los niños, contactándolos con la naturaleza. Lo hace en su granja temática agroturística, donde recibe pequeños desde sus primeros años.
En medio de varios senderos pone a los chicos en contacto con aves, caballos y otros animales, a manera de terapia, distracción y desconexión.
Como parte de los talleres, Íñiguez enseña sobre el cuidado de los animales. Asegura que de esta forma descubren nuevas destrezas.
Los cursos incluyen actividades de equitación y equinoterapia. Este último -asegura el experto en manejo de animales- lo ideó para recibir a chicos con discapacidad, con trastorno de déficit de atención e hiperactividad, o que han sido víctimas de abuso sexual.
Asegura que a través del contacto con animales, como los caballos, niños y jóvenes podrán dejar recuerdos o actitudes que los perturben. Íñiguez explica que los caballos les generan confianza y permiten la reintegración social.
Esta granja recibirá de 09:00 a 14:00 a niños de cero a tres años, en compañía de sus padres, y de tres años en adelante.
Cualquier actividad, asegura el médico deportólogo Carlos Salazar, implica el derroche de energía que se requiere, especialmente, en edades tempranas. Sin necesidad -señala- de que los chicos realicen actividades programadas, en las vacaciones es importante que canalicen su energía con tareas como el arreglo de su dormitorio, por ejemplo.
Con actividad, indica el médico, se evitará la acumulación de energía, que convertida en grasa podría ocasionar problemas como el sobrepeso.
Sin embargo, para chicos con estas características, Salazar sugiere determinar las causas antes de plantear la necesidad de actividad física.
El deportólogo recomienda que durante las vacaciones, los chicos tengan al menos 60 minutos de actividad moderada al día. Señala que en todas las edades existe la capacidad para realizar cualquier deporte.
Resistencia, velocidad, fuerza y equilibrio son capacidades que -menciona- se potencian a través de prácticas como el fútbol, el básquet, el patinaje o el ciclismo.
¿Hay límite de edad? Salazar explica que se pueden desarrollar en cualquier momento. Sin embargo, existen edades sensibles. Por ejemplo, mientras a los 7 años es ideal aprender a montar bicicleta, a los 15 tomará más tiempo.
Vértice es un centro en el que se fomentan estas y otras capacidades como la motricidad y la coordinación, a través de deportes acrobáticos, en los que se emplea, entre otros, pole, cubo o trapecio.
La maestra Arianna Páez asegura que con estas actividades los chicos adquieren agilidad, fuerza y desarrollan la inteligencia corporal.
La danza también contribuye al reconocimiento corporal, además de la memorización y concentración, explica la maestra Cristina Tacuri, de la academia Crearte.
En este vacacional, los chicos interactuarán con otros de la Fundación Hellen Keller, que tienen autismo.
Al salir a las vacaciones, la psicóloga Ana María Viteri recomienda que los chicos descansen por una semana. Luego recomienda buscar una actividad que disfruten.
Mientras los más pequeños requieren correr y moverse en lugares abiertos, además de desarrollar sus capacidades -sostiene Viteri- los adolescentes necesitan espacio en soledad, ya que están en una edad de autoconocimiento. También necesitan tiempo para compartir con pares.
Los padres -asegura- deben identificar el gusto de sus hijos por el arte o por el deporte.