Cuenca es una ciudad libre e independiente, que se funda el 12 de abril de 1557 y, posteriormente, el 3 de noviembre de 1820, se independiza. Dos actos históricos distintos, donde uno es consecuencia del otro. La Independencia es un acto de liberación; mientras el de la fundación es su antítesis.
¿Cuál aniversario se festeja en esta maravillosa ciudad? Sin duda la Independencia, porque además de ser una ciudad libérrima, es una urbe que existía desde mucho antes a la fundación española. El caso de Quito es todo lo contrario, puesto que en la capital se conmemora la fundación española.
La ciudad tiene una vocación de capitalidad, que proviene de su condición de cabecera regional, como lo testimonio su historia. La actual Cuenca fue un importante centro señorial de la diarquía Cañari, ubicada en la región de Guapondelig.
Más recientemente, con los incas, se convierte en el centro administrativo del norte del imperio Inca. A esta tradición de capitis se suma su condición político-administrativa de capital del Departamento del Azuay y en la actualidad, de capital de la provincia del Azuay
Cuenca es una urbe pegada a la geografía, tanto que le da identidad, sincretismo e incluso le dota de su denominación: se llama Santa Ana de los cuatro Ríos de Cuenca, porque por su territorio se despliegan los ríos Tomebamba, Tarqui, Machángara y Yanuncay.
Gracias a este sistema hídrico puede contar con una morfología y configuración urbanas sumamente interesantes y llamativas. Pero también por la proximidad al macizo del Cajas, que fuera declarado Patrimonio de la Biósfera por Naciones Unidas. Y, adicionalmente, es una urbe de altitud, gracias a que está localizada a 2 550 metros sobre el nivel del mar. Sin duda, su implantación geográfica en una naturaleza tan rica y particular, le confiere alta significación y marca su particularidad de ciudad andina.
Demográficamente, Cuenca es la tercera ciudad más grande de Ecuador. Además, es el principal centro económico de la Sierra Sur, como lo atestiguan las siguientes cifras: su población actual supera los 500 000 habitantes, que corresponden aproximadamente al 4% de la población nacional.
Su Producto Interno Bruto es de USD 8 500 millones, que representa una contribución al PIB nacional del 8,5%, el doble del aporte de la población de la ciudad. Su ingreso per cápita es de USD 13 000, que representa el doble del promedio nacional. Estas cifras testimonian el peso económico de la ciudad, como también una distribución más equilibrada del ingreso por encima del promedio del país.
Así como la naturaleza le da su nombre, la cultura de su gente marca su destino. No por nada se la conoce como ‘Atenas del Ecuador’. Esto es, como la ciudad clave de la época de la Grecia antigua, convertida en un centro de desarrollo de la democracia y de la cultura, donde residen escritores, filósofos y artistas.
Como testimonio de esta doble condición de ciudad centro de la política (capitalidad) y de la cultura (foro, ágora), el 1 de diciembre de 1999 Cuenca es reconocida y declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco, gracias a sus importantes valores patrimoniales en los ámbitos de: la naturaleza, con los ríos y las montañas donde se emplaza; de la cultura, con sus ricas costumbres y tradiciones, como el famoso Pase del Niño y la rica culinaria; la arquitectura, con los valores en el uso de materiales de construcción vernáculos, los detalles constructivos, los balcones; y lo urbano, sobre todo, con la persistencia en el tiempo del trazado original de damero.
Su peso cultural también se siente por su condición de ciudad universitaria, en atención a que concentra siete universidades reconocidas por la Senescyt. Allí están la primigenia Universidad de Cuenca de carácter público, y seis entidades privadas: Católica, del Azuay, Politécnica Salesiana, UTPL, De los Andes y Panamericana, todas de ámbito regional.
Adicionalmente, su peso demográfico es considerable: estudiantes, profesores y empleados significan alrededor del 12% de la población de la ciudad. Este peso se siente, por un lado, en la importancia de su comunidad académica, con sus aportes a través de institutos, laboratorios, redes y colectivos universitarios; como también, en la alta calificación en la formación de los funcionarios públicos y empleados privados, lo cual testimonia una universidad integrada al desarrollo regional.
Como consecuencia de este anclaje universitario a la ciudad, en 2011 Cuenca es declarada ‘Ciudad Universitaria’ por la Asamblea Nacional; previamente ya había sido reconocida en 1867, gracias a una resolución del Congreso Nacional.
La crisis económica nacional, en el cambio del siglo XX al XXI, que llevó a la dolarización de la moneda ecuatoriana, fue asimilada de forma creativa por Cuenca. Las tasas de pobreza pasaron de 30% en 1998 a 54% en 2000, luego se vive un descenso al 23% en 2003. La indigencia de igual manera osciló de 10% en 1998 a 20% en el año 2000 y baja a 5% en 2003.
La ola de emigración hizo que el 41,63% de los hogares en 2004 tenga al menos un miembro de su familia fuera. Mientras la emigración produjo importantes ingresos por remesas, la inmigración fue significativa en consumo e inversiones, directas e indirectas (144 millones).
Esta reversión de la crisis es el resultado de una situación ambivalente, que finalmente termina por superar la crisis y por proyectarle mundialmente a Cuenca para convertirla en una ciudad con cierta lógica global.
Hay tres hechos singulares que la catapultan: la Declaratoria de Patrimonio de la Humanidad (1999), que le permite su ubicación en un nicho interesante del sector turístico; la firma de la Paz del Ecuador con el Perú (1998) logró fortalecer las relaciones comerciales entre los dos países, pues Cuenca tiene una ubicación estratégica y privilegiada.
Finalmente, la doble migración: la una, de salida de la población (1998-2004), que se tradujo en el incremento significativo de las remesas económicas y culturales para la ciudad. Y la otra, con la llegada de 10 000 habitantes provenientes de EE.UU., Canadá y Europa, que gozan del sistema ambiental, la fuerte cultura y la buena calidad de
vida existente.
Cuenca tiene 201 años de independencia, 154 años de su nominación de ciudad universitaria y 22 años de ser declarada Patrimonio de la Humanidad. En 2018, Ekos la denominó la ‘Mejor ciudad para vivir’; y en 2008 National Geographic, una de las ciudades mejor conservadas. Son hechos históricos que testimonian su gran valor. Pero también muestran el referente de la importancia cultural que Cuenca nos ha dado a lo largo de su historia, como un paradigma que supera a la ciudad de la economía, que aporta al buen vivir.