Para la activista Cristina Zapata debe existir una planificación antes de la llegada de una mascota, eso no ocurre cuando es un regalo sorpresa. Foto Referencial: Archivo/EL COMERCIO
Obsequiar un perro o un gato en esta Navidad del 2015 puede parecer una forma de contribuir a que los cachorros tengan un hogar. Pero, por el contrario, puede ser una de las causas de abandono.
Es por eso que fundaciones de protección animal, a través de las redes sociales, motivan a evitar esta práctica.Colocar al cachorro en una caja, cubierta con papel de regalo y dársela a un niño puede ser emocionante por un momento, pero no se está tomando en cuenta el bienestar del animal.
Así lo explica Alejandra Reyes, del refugio Lucky, quien defiende la idea de que en esta época “no se puede regalar vidas”.
Aunque es común pensar que al hacer esto, se está ayudando de alguna manera a las fundaciones, el problema es, que si las ganas y el compromiso de tener un perro o gato, no vienen de quien va a ser el propietario, es probable que ese mismo animal sea regresado en pocas semanas al albergue o, peor aún, vuelva a la calle.
Si, por el contrario, se compra al animal en una tienda de mascotas, se está contribuyendo a su comercialización, dice.
Según la revista Consumer, en España el 11% de animales regalados durante la Navidad, regresan después a los refugios.
En Quito se calcula que hay alrededor de 400 000 animales callejeros. Según una encuesta realizada en el Distrito Metropolitano, por la veterinaria Karina Pizco, la mayoría de personas obtienen sus mascotas como un regalo.
Esto se relaciona con la principal causa de abandono que es la pérdida de interés por parte de los propietarios, seguido por la falta de dinero para mantenerlos.
Tener un animal de compañía va más allá de la emoción inicial. Después de los primeros ladridos, caricias y juegos, vienen los gastos y la dedicación que estos necesitan.
Por eso, debe haber una planificación antes de su llegada, que no se da cuando es un regalo sorpresa, opina Cristina Zapata, miembro de la fundación Animalízate.
La mayoría de abandonos se empiezan a evidenciar en los meses de marzo y abril, cuando los dueños se dan cuenta que el perro empieza a crecer y demanda mayores cuidados, cuenta Zapata.
Como organización, desde hace algunos años, han llevado a cabo campañas “por el no regalo de animales en Navidad”. Ellos están en contra, tanto de la compra, como de la adopción.
Además, considera que las personas se dejan llevar por la publicidad y los descuentos que ofrecen los pet shops durante esta época.
La adopción no debe relacionarse con el momento del año, considera Zapata. Por eso siempre llevan a cabo un proceso de control a los futuros propietarios, antes de entregarles una mascota.
Esto incluye una entrevista telefónica, llenar un formulario y una visita a la vivienda, para observar si el perro o gato se podrá adaptar. El proceso, a veces, puede tardar hasta dos semanas.
Evy Guerrón, del refugio Rie, también se encarga de enviar a sus perros “a buenas manos”. Antes de dar a un animal en adopción, esta activista se asegura de que irán a un hogar responsable y que no serán regalados a terceros, por lo que evita entregar a sus animales en esta época.
Para ella, existen otras formas de contribuir en Navidad con los abandonados. Por ejemplo, Guerrón está vendiendo fundas de caramelos y cofres con chocolates.
El dinero recaudado a través de la venta de estos productos será destinado para mantener el albergue, pagar consultas veterinarias y comprar comida para sus perros.
Otra forma de contribuir es optar por los perros que ya son adultos, que son los que más necesitan de una familia.
Zapata considera que el mayor logró se dará cuando las personas empiecen a ver a los animales como seres vivos y dejen de pensar que son un objeto o el regalo ideal.