El estrés y el consumo de alcohol son los problemas más comunes de salud mental en los jovenes. Foto: Pixabay.
Entrevista a Pablo Ruisoto, doctor en Neuropsicología y profesor de la Universidad de Salamanca
¿Qué ha cambiado en la forma de abordar los trastornos mentales?
Tradicionalmente son entendidos, desde el punto de vista médico, como una enfermedad ya que de la misma manera que el cuerpo enferma se asume que la mente también, Como consecuencia de esto la manera de abordarlos ha sido médica o psicofarmacológica. Incluso en algunos casos se utilizaba el encierro como una forma de tratamiento.
¿Cuál es la alternativa?
En la actualidad estamos en un proceso en el que se critica la propia conceptualización de los problemas de conducta como trastornos médicos. Ya que el comportamiento sería algo diferente que no reside dentro del sujeto, cabeza. Sino que el resultado de intentos fallidos es adaptarse a la vida del individuo.
En el caso de los problemas de conducta todavía no se ha encontrado cual es la causa biológica, específica y única para ninguno de los trastornos metales conocidos hasta la fecha excepto las demencias.
Por eso es importante entender que los tratamientos psicofarmacológicos no curan este tipo de problemas sino que atenúan los síntomas. Pero hay otro tipo de síntomas que presentan estas personas que no se resuelven con este tipo de tratamiento.
¿Qué parámetros se deben tomar en cuenta?
No se debe poner tanto énfasis en el origen biológico de sus problemas sino en la parte conductual. Precisamente esto es modelable y está relacionado con el aprendizaje. Esto ayuda para intervenir y resolver de mejor manera los problemas ya que se presenta a las personas con problemas mentales desde un punto de vista más activo. Este es uno de los debates que están abiertos en el mundo pero no todos los especialistas están de acuerdo con esto.
Entonces ¿cómo deben intervenir los profesionales?
Los tratamientos dependen del énfasis que den los profesionales. Por ejemplo si se centra en la raíz biológica del problema, los tratamientos serán de tipo farmacológico. Pero si se hace énfasis en el aprendizaje y la relación con el medio lo que dicen líneas o terapias como la aceptación y compromiso.
¿Cómo se debería abordar la prevalencia sobre los trastornos mentales?
Hay un grado de interpretación para determinar el comportamiento de las personas. Por ello no todos los profesionales van a estar de acuerdo en el criterio. Por ello la prevalencia depende del momento en el que se estén evaluando a los pacientes y los criterios que se utilicen en los pacientes.
Hay diferentes niveles de intervención desde el campo de la psicología, en especial de la clínica, se trabaja desde el punto de vista individual. En este aspecto se dota a la persona de estrategias que permitan en primer lugar comprender su condición y cómo su comportamiento puede afectar su vida.
¿Deberían existir políticas públicas para la salud mental?
A nivel social o de políticas públicas se pueden hacer varias cosas ya que se sabe qué es lo que se debe hacer pero en la práctica no se ejecuta. La Organización Mundial de la Salud (OMS) tiene una Comisión sobre Determinantes Sociales de la Salud (CDSS). Esto es una red mundial de instancias normativas, investigadores y organizaciones de la sociedad con el objetivo de ayudar a afrontar las causas sociales de la falta de salud.
¿Cuáles son las problemáticas más comunes de salud mental en los jóvenes?
El estrés y consumo de alcohol. Por ello se realizó el Simposio Nacional de Salud Mental y Adicciones en la Comunidad Universitaria en Quito. El objetivo fue concienciar sobre la importancia de la salud mental en los estudiantes universitarios.
Esto se debe a que el estrés, el estado de ánimo y otras variables afectan al consumo de sustancias en la comunidad universitaria y las implicaciones de este consumo en el rendimiento académico y laboral.
¿Qué resultados se obtuvieron?
Durante el evento se presentó el proyecto denominado ‘Distribución Nacional del Consumo Problemático de Sustancias y otros Indicadores de Salud Mental en la Comunidad Universitaria’. Con esta iniciativa y a la participación de más universidades se espera crear políticas públicas sobre la salud mental en Ecuador.