Paqocha hace prendas con pura fibra de alpaca, proveniente de comunidades de los Andes.
A inicios de octubre del 2019, el gigante minorista de ropa de bajo costo Forever 21 se declaró en bancarrota en Estados Unidos. Una de las causas es la falta de adaptación a las exigencias de procesos éticos, por parte de consumidores menores de 40 años.
Sus competidores, la española Zara y la sueca H&M, por el contrario, llevan los últimos cinco años trabajando en cambios para mostrarse como jugadores que caminan hacia la sostenibilidad. Estas empresas se han visto envueltas en escándalos de explotación laboral, a través de la tercerización de la producción en países asiáticos de leyes laxas, y de contaminación ambiental, por el uso de materiales sintéticos y desechables.
En Europa y Norteamérica, se optan cada vez más por productos con valor agregado. Según el informe Las 10 tendencias del consumidor global 2019 de Euromonitor, una firma internacional de investigación de mercados, el consumidor consciente y el que quiere un mundo libre de plástico están entre los principales públicos a apuntar.
La diseñadora ecuatoriana de joyas Andrea Tello, quien tiene puntos de venta en Estados Unidos y Europa, lo confirma. “Los mileniales quieren saber qué es lo que está aportando tu marca, si no estás destruyendo el ambiente, si estás pagando los precios reales a los artesanos”, dice. Tello trabaja con plata pura, sin químicos y con maquinaria elaborada con partes usadas de impresoras.
Dellanta shoes es una marca que elabora calzado con caucho de llanta y textiles reciclados y yute.
Glenkora Comte, quien tuvo una tienda de moda femenina con su nombre durante un año en Washington DC, asegura que allí se prefieren las cosas hechas a mano. Cerró su boutique debido a cambios estructurales del edificio en el que se encontraba, pero sigue en contacto con sus clientes y seguirá vendiendo a través de su página web. Comte confecciona con telas recicladas y orgánicas.
“El mercado de consumidores internacional tiene consciencia ambiental, quieren ser parte de un cambio en el mundo”, dicen en un correo electrónico Lorena Pérez y Felipe Segovia, fundadores de Paqocha. Esta empresa crea prendas de lana de alpaca junto a comunidades alpaqueras y artesanas de Imbabura, Pichincha, Cotopaxi, Chimborazo y Bolívar.
Las tres marcas antes mencionadas también tienen puntos de venta en Ecuador. Además hay al menos otros tres emprendimientos locales que se crearon con base en la moda ética: Charana, Adriana Ramírez, y Dellanta Shoes.
La primera fue creada por la diseñadora Ángeles López, quien usa materiales reciclados y se basa en un sistema de producción de cero residuos, que se basa en patronajes eficientes. “Generar cultura de consumo es el gran reto que tenemos en Ecuador los diseñadores de moda”, afirma.
Ramírez confecciona sus prendas con técnicas de reciclaje, bordado, pintura textil, entre otros. Dellanta, por otro lado, elabora calzado con llantas y textiles reciclados y materiales orgánicos como el yute.
La diseñadora Adriana Ramírez y el administrador Freddy Andrango, fundador de Dellanta Shoes, concuerdan en que los consumidores ecuatorianos todavía prefieren el precio del producto al concepto, pero están seguros de que esto cambiará y Ecuador se sumará a la tendencia global de la moda verde y ética.