Los temas de 2 Minutos cerraron la primera noche de Centralazo. Foto: Julio Estrella/ EL COMERCIO
USD 1 o USD 0,5 terminó costando la entrada al primer día del Centralazo. El espectáculo de carácter gratuito requería de una donación voluntaria, bien sea esta una funda de caramelos, un juguete o comida para perros y gatos.
Los vendedores ambulantes se colocaron en los alrededores de la Universidad Central y aprovecharon para ofrecer, a módico costo, los juguetes y caramelos requeridos por los roqueros. La entrada era estricta, una fila para hombres y una para mujeres, en las que requisaban exhaustivamente elementos corto punzantes o bebidas alcohólicas, incluso paraguas –que algunos por ser precavidos intentaron ingresar al evento-.
Alrededor de las 12:00 se dio inicio al cuarto festival musical organizado por la Universidad Central del Ecuador y la FEUE.
El día dedicado al metal presentó bandas como Extreme Attack, Sarcasmo o Resistencia, entre otras, todas presentes en el Estadio Universitario de la Universidad Central.
La asistencia fue creciendo a medida que pasaba el día. De 5000 personas a las 16:00, la audiencia creció hasta alcanzar las 12 000 que cerraron el concierto con 2 Minutos alrededor de las 22:00.
Una de las agrupaciones que causó furor fue Notoken. Los Guayaquileños subieron a escena a las 18:00, agradeciendo la visita del público que seguía entrado al evento. Entonaron el hardcore ecuatoriano en canciones como Fabricantes de armas.
Para el tema, José Jiménez, vocalista, invitó a los asistentes no solo a saltar, sino a gritar a viva voz la propuesta que hace Notoken a la industria de las armas: “fabricantes de armas, fabriquen pan”, decía esperando la respuesta de la gente. Sonó también el tema Raza Única, pero los seguidores de la banda se quedaron con ganas de escuchar canciones como Punkistein, pues la solicitaron a gritos cuando la banda se iba.
La representación ecuatoriana siguió con Descomunal, el cuarteto tomó los micrófonos para expresar su emoción al estar de vuelta en los escenarios del Centralazo “Vamos Centralazo, queremos recibir su energía“ gritaban los integrantes.
Entre los temas que animaron a la multitud estaban Punto sin retorno y El Oscuro final. Los grupos habían estado tocando alrededor de 30 minutos, pero Descomunal se tomó su escenario y hubo 10 minutos más para el pogo que se armaba y desarmaba al ritmo del metal.
El sonido en este punto dejaba ver algunas fallas técnicas como la saturación de ciertos instrumentos, pero hasta entonces el gentío podía escuchar y disfrutar de la música.
La banda que cargó con los problemas de sonido fue Curare. La agrupación quiteña inició su presentación con sus tradicionales sonidos de viento. La quena y el rondador sonaban acorde a la fría tarde de la capital.
Las pantallas desafinaban con el escenario, aunque dispuestas a los lados de la tarima para visualización del público, pasaban solamente información del mismo proyector.
“Vamos a revivir la energía del Quito milenario, abajo la conquista española. Quito no se fundó el 6 de Diciembre, fue fundada por el sol“, explicó el baterista David Rosales antes de seguir presentando sus temas.
La dirección técnica del sonido comenzó entonces a fallar, “el bajo está muy alto“ imploraba Juan Pablo Rosales, vocalista. Durante los siguientes temas todo parecía estar solucionado, pero llego el sencillo Corazón de jaguar.
Las pantallas se habían alineado con la música, un rostro de jaguar aparecía en la proyección izquierda, mientras que los músicos se exhibían en la derecha. El salto del público era uniforme hasta que el sonido colapsó, silenciando micrófonos e instrumentos de un solo tirón.
La multitud no se hizo esperar y enseguida llegaron los técnicos para poder arreglar el percance. No duró mucho tiempo el silencio cuando los miembros de Curare pudieron volver a sus instrumentos. La fiesta les duró poco porque en la siguiente canción, la misma dosis de silencio les obligó a parar nuevamente su concierto.
Este lapso fue más largo y la banda intentaba animar a la gente con aplausos. El audio volvió por partes y el público de la tribuna no lograba escuchar nada. El tiempo de Curare se redujo en el escenario, pues tocaron alrededor de 20 minutos menos que el resto de agrupaciones.
Como en todo festival musical existe un plato fuerte que atrae tanto a seguidores como noveleros, ese fue el caso de la agrupación 2 Minutos. Desde Argentina, los miembros de la banda lograron poner de cabeza a la multitud.
Empezó a sonar la música y la gente de las primeras filas empezó a ejercer presión para derribar la barrera que los separaba del escenario.
En un inicio Walter ‘Mosca’ Velázquez recordaba la importancia de las donaciones que se realizaron para el evento.
A medida que fueron pasando los temas, la voz de Velázquez pedía al público retroceder un paso, pues amenazaban con tomarse el escenario. Así lo hicieron algunos fanáticos que empezaron a escalar para llegar a bailar con la banda. El primero en lanzarse al ruedo terminó siendo empujado de la tarima, pero eso no impidió que una estampida de personas hiciera lo mismo. Cada persona que subía recibía el mismo trato.
El escenario era una confusión entre integrantes de 2 Minutos y un público rebelde al evento, pero fiel al punk.
Mientras sonaban los temas Otra mujer o Caramelo de limón, los asistentes siguieron su hazaña por conquistar el escenario, a lo que los organizadores respondieron interviniendo en el micrófono de Velázquez. Para tranquilizar a los asistentes hicieron la amenaza de suspensión del concierto. Velázquez respondió por el público con un irónico “Sí papito” y en el mar de gente se elevaba un paraguas en señal de protesta.
Los temas de 2 Minutos cerraron la primera noche de Centralazo que continúa el viernes (28 de noviembre) con Chaucha Kings, Don Medardo y sus Players y Constelación Vallenata, entre otros.