La última década ha sido importante para el cine ecuatoriano, ¿qué pasó para que la producción fílmica repuntara en estos años?
Esto tiene muchos hitos. El hecho de que se creó una Ley de Cine en el 2006 y el establecimiento de un fondo de ayuda para la producción cinematográfica ha sido muy importante. El Estado invierte alrededor de USD 1 millón al año desde el 2007.
¿‘Ratas, Ratones, Rateros’ marcó un antes y un después del cine del país?Claro. Esta película llegó a las salas de cine del país con una nueva propuesta. No llegó con la propuesta del nuevo cine latino que aludía a relatos grandes, a las utopías, sino que trajo ruptura a los discursos de la identidad que apelaban filmes anteriores, esta se enfrasca en el desencanto y en la desesperanza de los sectores marginados. Es una historia que se enmarcó en lo que ahora se llama el realismo sucio, que es una tendencia que existe en el cine latinoamericano.
¿Es a partir de esta película que Ecuador se hace visible ante el cine internacional?
Se hace visible de algún modo porque hay una continuidad, una propuesta y un proyecto de (Sebastián) Cordero que sabe cómo hacer guión, cámaras y cómo contar historias como esas. Y además venderla en el mercado.
¿Luego de eso se generó en el país una escuela de este tipo de cine?
Creo que aún es muy pronto para decir que se generó una escuela. Pero sí se nota una tendencia en las nuevas generaciones de mirar hacia lo que hizo Cordero. Creo que ‘Ratas’ es un hito y un ícono para los jóvenes que empiezan a abrirse campo en el cine.
¿Existe en el país una real escuela de cine?, ¿ hay producción?
Claro, ya se puede hablar de eso. Ya existe producción y buena. En el 2007 me parece que hubo 48 proyectos fílmicos, en el 2008 más de 60. En está última década se ha hecho lo que no se pudo hacer en mitad de siglo. Pero eso tiene que ver con esta generación que es netamente visual. Ahora la palabra ya no es el fuerte de la comunicación, para los jóvenes. Sino que es la imagen.
¿Qué hace falta en el país para crecer cinematográficamente?
Me parece que fortalecer la escuela. Y dejar de pensar que porque se tiene una cámara ya se puede hacer cine. El camino ya está marcado para producir cine en el país, pero hay que ver la realidad con otra mirada y presentarla con esa lectura.
¿Cuál es la virtud del cine ecuatoriano?
A mi modo de ver, es el de saber mezclar formatos. Por ejemplo, ‘Ratas’ mezcla la ficción y el documental. Ese tipo de fórmulas está permanentemente expuesto en nuestro cine, pese a que la línea fundamental ha sido el documental.
Las historias que se cuentan en el cine ecuatoriano tienen que ver con los dramas sociales. entre estos está la migración, ¿esto sirve como una suerte de pretexto para contar historias?
Pero no es de recién, eso se ve desde la década del 80, cuando se veía este fenómeno en el sur del país. Y en ese tiempo ya se produjeron ciertas películas con temas migratorios, ‘Tiempo de Mujeres’ es una de ellas. Y este tema se vuelve a clarificar en esta última década.