Los espacios para la presentación de músicos ecuatorianos es clave para consolidar un mercado nacional, según artistas ecuatorianos. En imagen El Carpazo, uno de los festivales que se desarrollan en Quito con presencia de agrupaciones locales. Foto: Archivo/EL COMERCIO
En honor a Santa Cecilia, nombrada patrona de los músicos en 1594 por el papa Gregorio XIII, este 22 de noviembre se celebra el Día de la Música.
Además de este día, el 1 de octubre, Día del Pasillo Ecuatoriano, es otra de las fechas que sirven para rendir homenaje a una de las artes más difundidas en la historia de la humanidad.
El 22 de noviembre se festeja a la música en la mayoría de países europeos, sin embargo, la Unesco declaró el 1 de octubre como el Día Internacional de la Música. Para Carlos Grijalva, músico ecuatoriano,el Día de la Música es un motivo para reflexionar sobre la industria nacional. Cree que el Ecuador está viviendo una época de crecimiento en la escena musical, en donde sus actores cada día se acercan más a la profesionalización.
“Hoy vemos que el Ecuador sirve de fuente para elaborar piezas artísticas de calidad y mostrar intérpretes de gran talante. Hoy la propia juventud pide la música ecuatoriana y la valora y eso es lo más importante”, agrega.
Para el cantante de temas como Oye, mujer y Aquellos Ojos, la industria ecuatoriana necesita que músicos y gestores culturales estén más vinculados y tengan un “camino plancentero” en sus actividades. “El quehacer cultural en el país debe aprovechar todos los aportes y ayudar a construir un escenario fuerte para la consolidación artística”, sostiene.
Al respecto, Juan Pablo Rosales, miembro de la agrupación Curare, manifiesta que para consolidar esa industria aún falta trabajar en los aspectos de distribución y consumo. Para Rosales, el Ecuador tiene avances importantes en los medios relacionados a la producción musical. Es decir, existen más personas que tienen estudios de grabación o empresas de shows, que permiten plasmar las creaciones y propuestas de los artistas nacionales.
Sin embargo, el mercado ecuatoriano aún no logra crecer porque la demanda sigue girando en la difusión de espectáculos gratuitos, de manera preferente. Para el rockero, se necesita que no sólo los show de ingreso libre ayuden a conocer a las agrupaciones, sino que la gente también se acerque a festivales de pago, como El Carpazo.
“La gente debe saber que los artistas vivimos de nuestros shows, de nuestra música y por tanto es valioso que crezca esa cultura de pagar por un buen concierto o festival y no sólo esperar que existan presentaciones libres. Fortalecer esa tendencia ayudará a los músicos a seguir”, agrega.
Pese a ello, Rosales cree que lo más valioso de la actual escena nacional es la pasión por crear. Para el intérprete de metal andino, en el Ecuador aún existen artistas que hacen música con el corazón y se entregan al arte por completo.
Por ello, afianzar aspectos como el apoyo a los artistas nacionales y la difusión de espectáculos de calidad será vital para seguir mostrando al mundo la diversidad cultural y artística que es capaz de ofrecer el Ecuador, desde local hasta lo internacional.