El pabellón dedicado a India, en el Global Village. Foto: Martha Córdova / El Comercio
Dubái no es tan cara como la pintan. La capital de uno de los siete Emiratos Árabes Unidos ha abierto sus puertas al turismo de todas las regiones del planeta.
Gracias a la reactivación de convenios internacionales, los tiquetes aéreos ahora son más asequibles para los turistas ecuatorianos. Los precios oscilan entre USD 850 y USD 1 040, un precio similar o inferior a vuelos hacia Europa.
La línea aérea Emirates ofrece estos precios, con algunos meses de anticipación, en la ruta Quito o Guayaquil con escala en Fort Lauderdale (EE.UU.) en Jetblue y de esta ciudad hasta Dubái. Algo así como 20 horas de vuelo y 10 de espera, por la escala obligada.
En cuanto a la hotelería, las ofertas son múltiples. Quienes deseen probar las costumbres árabes, los hoteles de 4,5 y 7 estrellas sí pueden resultar costosos: desde USD 250 a USD 2 000 por una noche. Pero también están las principales cadenas hoteleras del mundo, que tienen ofertas interesantes, en clase turista: USD 80 la noche por habitación doble. Es decir, un alojamiento en la imponente ciudad árabe sí puede costar USD 40 por noche, un precio muy razonable.
La ciudad posee un sistema de transporte público muy moderno. Con asistencia de Google Maps resulta aún más fácil la movilización a los principales puntos turísticos.
El Burj Khalifa, el edificio más alto del mundo, es la primera visita obligada. El rascacielos, de 160 plantas, tiene un mirador en el piso 124 y otro en el 125. Los precios para subir y mirar desde lo alto la moderna capital varían de acuerdo con la hora. En el día cuesta USD 80; en la noche, USD 42.
Burj Khalifa, el edificio más alto del mundo se encuentra en Dubai.
Dubái también cuenta con el hotel más caro del mundo, el Burj Al Arb, cuyo edificio se asemeja a una vela. Este hotel 7 estrellas posee un helipuerto, en donde, en el 2011 se adecuó una minicancha de tenis y allí realizaron una exhibición el tenista suizo Roger Federer y el estadounidense André Agassi, a 360 metros de altura.
Video: YouTube / Canal: Dubai Duty Free Tennis Championships
Los hoteles que se ubican en el centro turístico y comercial de Dubái ofrecen transporte gratuito a sus huéspedes hasta la playa donde se levanta este imponente hotel.
El Dubái Mall es otro punto a visitar por su arquitectura, marcas, acuario y pista de patinaje en hielo.
Dubái también ofrece la posibilidad de probar un sorbo de las emociones del Rally Dakar. La excursión, que dura alrededor de seis horas, se realiza en pleno desierto. Los más arriesgados tienen la posibilidad de correr las dunas en moto o cuadrón, pero son los experimentados conductores del desierto quienes toman el timón de los autos 4×4, equipados para seis o siete turistas, quienes realizan el recorrido por más de 20 minutos.
Los descensos de las dunas, donde parece que se acaba el desierto, son turbadores, pero divertidos. Allí, en pleno paisaje de arena y sol, es obligado parar para hacer el tradicional el salto a la duna.
La excursión continúa y se llega a los antiguos campamento beduinos, donde se realizan pequeños o grandes paseos en camellos. Por la noche se sirve comida típica, en la que se incluye la carne de borrego, mientras en la tarima bailarinas muestran las habilidades de la danza del vientre.
Este paquete puede llegar a costar hasta USD 100, pero se puede negociar y lograr precios de USD 40.
Otro paseo que fascina es la visita al Global Village, simplemente una vuelta al mundo. En la feria están presentes la mayoría de países asiáticos. Hay pabellones donde la ambientación es tan bien trabajada que quien la visita va de Siria a Marruecos, luego a Turquía y Pakistán. Se pueden adquirir las apreciadas alfombras iraníes o las sedas de Arabia e India. No pasan inadvertidos los colores de Egipto ni las construcciones japonesas.
El costo de ingreso no supera los USD 5 y en cada pabellón se pueden degustar las comidas y bebidas típicas de cada país.
A dos horas de Dubái, en auto o autobús, está Abu Dabi, otro emirato, cuyo principal atractivo es la mezquita –. Sencillamente, sus 20 000 m² de construcción son alucinantes; reluce el mármol blanco en toda la edificación y se imponen los 5 627 m2 de su alfombra, la más grande del mundo.