La inflamación de un tejido rojizo que sobresale en el ojo de los perros se llama “ojo de cereza”. Esta es una condición que es más común de lo que se cree, pero que, de no tratarse de manera adecuada, puede causar incluso la pérdida del ojo.
Se trata de una afección que le puede ocurrir a cualquier can, pero que es más común como un defecto congénito en razas como el Cocker Spaniel, Bullgod Inglés y Francés, Bostón terrier, Beagle, Basset Hound, Lhasa Apso y Shih-Tzu.
A este mal se le conoce también como encantis, y consiste en un prolapso, algo así como un bulto, que se da en una membrana en el ojo del animal, que es considerado el tercer párpado de los perros.
Este tercer párpado, cuyo nombre real es membrana nictitante, es un tejido que no tenemos los humanos, casi siempre es invisible pero en algunas veces puede ser observable con facilidad.
Esta inflamación puede causar infección
El ojo de cereza se da por una debilidad en la superficie interna del tercer párpado, lo que hace que la glándula lagrimal empuje la membrana hasta salir del ojo y quedar expuesta.
El problema radica en que esta condición puede causar infecciones como una conjuntivitis, enrojecimiento del ojo, irritación y secreción. En ocasiones, cuando el prolapso es muy grande, puede afectar la vista.
Para solucionarlo, se requiere de una intervención quirúrgica, dado que métodos caseros o medicamentos no son efectivos.
Existen dos formas de hacerlo. La primera y más tradicional es extirpando el tercer párpado o la glándula lagrimal bajo el (que es lo que hace que el bulto sobresalga), pero esto reduce la producción de lágrimas y puede derivar en otros problemas como ojo seco.
La otra técnica, cada vez más común, es volver a acomodar el tercer párpado y la glándula lagrimal en una especie de bolsillo creado de forma quirúrgica, y suturar para evitar que vuelva a salir
Visita nuestros portales: