Frutas, pan y café; un desayuno para explicar el Sistema Nacional de Cultura (SNC). La ministra Érika Sylva en la cabecera de la mesa de los comensales y también en la cabecera de la nueva estructura.
Mientras el organigrama se proyectaba en una pantalla, Sylva señalaba los avances y los objetivos del SNC. La gráfica: el despacho ministerial en la punta de un árbol, cuyas ramificaciones las componen cinco subsecretarías, que se arman de direcciones, que a la vez integran a las unidades de gestión descentralizada.
El SNC, además, funciona de manera articulada con las direcciones provinciales, otros ministerios (Coordinador de Patrimonio, Educación, Inclusión Social) y los gobiernos autónomos descentralizados. Además integrará, como ya lo han hecho otras carteras de Estado, un Consejo Sectorial de Participación Ciudadana, formado por actores culturales “debidamente registrados” y será elegido “democráticamente”.
El Decreto 985, firmado por el Presidente (el 29 de diciembre del 2011) establece que el Ministerio de Cultura regirá a las instituciones culturales públicas y convierte a algunas de ellas en Unidades de Gestión Desconcentrada. Sylva señaló que no han estado lejos de esas instituciones, pues han trabajado de manera coordinada y que estas han visto en la propuesta del SNC una oportunidad de mejorar.
Asimismo, en el desayuno se indicó que el SNC busca eliminar una dispersión que se hace de 25 normas legales que regulan a más de 60 entidades. En ese sentido, la aprobación de la Ley de las Culturas es decisiva. Actualmente dos informes del proyecto están en la Asamblea Nacional. El Ministerio dice buscar un consenso entre ambos, pues -considera- “el informe de mayoría es inaceptable”.
La situación de la Casa de la Cultura Ecuatoriana está clara ante los ojos de Érika Sylva: “La CCE como un organismo público debe articularse al SNC y estar bajo la rectoría del Ministerio de Cultura”. La articulación de esta entidad a la política nacional de cultura se establecerá en la ley.
Esa política cultural está construida por los ejes programáticos del Ministerio (Descolonización, Derechos culturales, Emprendimientos culturales y Nueva identidad ecuatoriana contemporánea) y por ejes transversales como al interculturalidad.
Ejes, también, que definirán la programación de las nuevas unidades de gestión. Con el ejemplo de las orquestas sinfónicas, Sylva explicó que deben elevar su calidad técnica e interpretar “un repertorio que no responda al gusto del director, sino a una política cultural orientada a fortalecer la identidad nacional y latinoamericana, sin descuidar el contacto con la música de otros continentes”. También deberán cubrir con sus presentaciones a todo el territorio ecuatoriano y trabajar en procesos de formación, por lo que se llamarán orquestas escuelas.
La nueva estructura también prevé la conformación de un Elenco Nacional de Teatro, agrupación que avanzará en base a los resultados del primer diagnóstico de las artes escénicas.
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Punto de vista
Marco A. Rodríguez/ Presidente de la CCE
‘Seríamos parte del Sistema Nacional, pero con independencia’
La Casa de la Cultura Ecuatoriana es una institución afincada en los raigales del pueblo ecuatoriano. No es una entidad veleidosa, ni puede jamás ser partidizada o pertenecer a un gobierno de turno, cualquiera que este fuere.
En tal virtud, la CCE en este instante histórico tiene dos informes en lo interno de la Asamblea Nacional, de mayoría y de minoría; los dos respetan la independencia de la institución.
Mientras la Ley Orgánica de la CCE no sea transgredida, esta gozará de independencia, que supone la libertad de abrir sus puertas a todos los credos ideológicos, políticos, religiosos, étnicos, raciales… Es decir, el pluralismo en materia de cultura. Este postulado que pregona la CCE ha sido y sigue siendo imitado en muchos países de América e incluso en España. Esta es la situación, en pocas palabras, que atraviesa la CCE.
Sí, seríamos parte del Sistema Nacional de Cultura, algo que celebramos y en lo que la redes nacionales ya están operando en todos los núcleos que cubren a la patria, pero con independencia y en función del pueblo ecuatoriano de sus libertades .
Hay contradicción en que la Biblioteca Nacional Eugenio Espejo pase a ser Unidad de Gestión Desconcentrada (según el Decreto 985). Si el Decreto Ejecutivo hubiera expresado que la Biblioteca pase a formar parte del Sistema Nacional de Bibliotecas, idea que aplaudimos, no hubiera ocurrido nada; pero en primer lugar ese Decreto adolece de fallas que vulneran la actual Constitución de la República y otras disposiciones legales. Quien habla tiene el deber histórico, con base en la juridicidad y la legalidad, de ser custodio de todos lo bienes que pertenecen a la CCE y de defender a sus empleados y trabajadores.