La presentación de la novela ‘El grito del hada’ fue la noche del martes. Su autor, Adolfo Macías Huerta (1960), dijo, sobre el lugar y el tiempo de su relato, que había pasado por allí en su primera juventud, y que ahora veía esas vivencias a la distancia de los años.
Y algo de eso queda en el lector. Queda la duda de saber, si los personajes son amigos trabajados desde la literatura o seres ficticios tratados desde la amistad.
Queda también la atracción por Odelina, personaje y centro de esta historia. Ella es la musa que seduce a cuanto creador conoce. Ella representa al grito del hada, que en palabras del autor es “la fascinación por el abismo, un juego hacia la destrucción, de la cual no se quiere huir”.
En torno a ella giran las vidas de Amílcar, Leopoldo, Carla, personajes del relato, amantes y creadores seducidos. Sus vidas se entrecruzan a través de esta mujer y de un ambiente compartido, el artístico intelectual de Quito, a finales del siglo XX.
En esa ciudad, Macías sitúa la novela, narrada en lenguaje sencillo y sin mayores juegos temporales, pero escrita entre sueño, delirio y pesadilla; entre la obsesión, el romance y el humor.