Las profesoras Victoria Cepeda y Sonia Martínez Rosero pidieron un minuto de silencio. El escritor José Saramago había muerto.
Era una reunión de capacitación para 54 profesores del colegio Manuela Cañizares de Quito. Ambas maestras de Literatura de esa institución admiran al ganador del Premio Nobel que falleció ayer en España, a los 87 años.
Cepeda respeta mucho al autor portugués por su militancia a través de la literatura y “su incansable búsqueda por la equidad”.
En el pénsum de Literatura no se contempla la obra del Nobel de 1998. Pero en el Manuela Cañizares, Cepeda y Martínez hacen leer a sus estudiantes fragmentos del ‘Ensayo sobre la ceguera’. “Más que una inclusión obligatoria de un escritor como él al programa de estudios, implica la motivación a la lectura de su obra y su trascendencia universal”, concluye Cepeda, profesora del bachillerato internacional.
Martínez dice que a los chicos les gusta la obra del escritor portugués, y que además de leer ‘Ensayo sobre la ceguera’ han visto videos sobre el tema, lo que complementa su aprendizaje.
En la librería Mr. Books del centro comercial El Jardín pocos decían saber sobre el deceso del portugués. El dependiente Juan Álvarez reconoce que ayer no hubo un incremento masivo en las ventas de los ejemplares, sin embargo, “los libros de Saramago se venden constantemente”. En ese lugar el más vendido es ‘Caín’, publicado el año pasado.
A escala nacional, el Grupo Santillana, editor y distribuidor de sus libros, dice que desde 1998 se han vendido 60 000 ejemplares del autor. Su distribución empezó con la obra ‘Casi un objeto’. Los más solicitados hasta ahora han sido: ‘El ensayo sobre la ceguera’, ‘El evangelio según Jesucristo’, ‘Caín’ e ‘Intermitencias de la muerte’, en este orden.
A pesar de que el libro ‘El ensayo sobre la ceguera’ se publicó en 1995, en la librería Progreso de Quito, de Arturo Galarza, aún se sigue vendiendo y está entre las perchas del lugar. Según el comerciante, las novelas de Saramago no son momentáneas ni han pasado de moda, “la gente sigue comprando estos libros y no importa el año de su publicación”.
Galarza ha visto pasar a varias obras de diferentes escritores por sus estanterías y aunque él no gusta del estilo de Saramago, sí reconoce que para sus clientes es uno de los mejores escritores de todos los tiempos. Cuando Galarza se enteró de la noticia sobre la muerte del escrito se quedó en ‘shock’ y aseguró que el mundo de las letras pierde a uno de sus mejores exponentes.
José Saramago murió ayer, a las 12.30 en su residencia de la localidad de Tías, en España, por un fallo multiorgánico después de una larga enfermedad”. En su natal Portugal se declararon dos días de duelo nacional. Su cuerpo será trasladado hoy a Lisboa, donde está una capilla ardiente y luego sus restos serán incinerados.
Para Oswaldo Torres, cónsul de Portugal en Quito, la muerte del escritor es inesperada. Torres recuerda cuando Saramago vino al Ecuador y dictó conferencias en la Casa Guayasamín y en la Casa de la Cultura Ecuatoriana. “Lo considero, junto con Borges, el autor más importante de las letras iberoamericanas de los últimos tiempos. El escritor portugués llegó a Ecuador en el 2004.
A Eduardo Cando, 30 años, egresado de la Facultad de Comunicación Social de la Universidad Politécnica Salesiana, también le tomó por sorpresa la muerte de uno de sus autores favoritos.“La noticia de su muerte me ha conmovido demasiado. Yo empecé a leer sus obras cuando tenía 15 años y formaba parte de un club de lectura en el colegio Don Bosco de La Tola”.
‘El ensayo sobre la Ceguera’ marcó a Cando porque, según él, Saramago muestra la podredumbre de la sociedad. “De cómo una persona es capaz de hacerse el ciego ante las cosas injustas de la vida”, concluye Cando.
El escritor estuvo en Ecuador
En febrero de 2004, el escritor portugués José Saramago visitó Quito. Su permanencia duró dos días, en los cuales recorrió las calles de la capital y desarrolló una serie de conversatorios. En total cumplió con 12 actos.
Uno de ellos congregó a sus lectores en el Teatro Nacional de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, que para la cita lució sus pasillos ocupados y sus butacas llenas. Allí, tras las palabras de presentación del entonces presidente de la Casa de la Cultura, Raúl Pérez Torres, el Nobel de Literatura de 1998, dialogó con los presentes.
Gran parte de la charla se direccionó hacia la postura ideológica del escritor y su perspectiva sobre los conflictos sociales del mundo. En esa conversación, tras responder las inquietudes de medios de comunicación y de estudiantes, el luso se refirió a su esposa Pilar del Río como la mayor motivante de su creación literaria y de su labor política. Terminó su intervención lanzando tres preguntas al público: ¿por qué?, ¿para qué? y ¿para quiénes están viviendo?
Otro de los puntos de su visita fue la Capilla del Hombre, donde la Fundación Guayasamín y la Unesco le condecoraron con una medalla en medio de una celebración por la paz, tema que el escritor portugués desarrolló en un coloquio.
En su recorrido por el Centro Histórico de la capital ecuatoriana visitó los templos La Catedral, La Compañía, San Francisco y La Merced.
En Quito, Saramago también se reunió con representantes del movimiento indígena. Fue nombrado huésped ilustre de la ciudad y participó en el Encuentro de Intelectuales Pablo Neruda. Además, el escritor visitó las islas Galápagos y Guayaquil.