Las personas interesadas pueden descargar la guía de la página de la Fundación Imaymana. Foto: Tomada de la cuenta Facebook Fundación Imaymana
A pesar de que ya han pasado 14 años desde que llegó al país, Nina Duarte no deja de sorprenderse al ver la cantidad y la variedad de plantas que tiene a su alrededor. Esta ingeniera forestal se mudó desde Brasil al Chocó andino, donde se ha dedicado a estudiar a las diferentes especies de flora que podrían servir como alimento, pero que no son muy conocidas.
En octubre, Duarte pudo mostrar los resultados de su trabajo, al publicar la Guía de Plantas Alimenticias No Convencionales en el Chocó Andino, que reúne las fichas de 25 de estas especies. La investigadora explica que a este tipo de plantas se las conoce como PANC y el término hace referencia a todas las especies con potencial alimenticio.
Usualmente no se las conoce como comestibles, ya que son plantas que tradicionalmente se usan para obtener colorantes naturales o para medicina ancestral. Sin embargo, tienen potencial alimenticio , pero no están en el mercado ni son utilizadas por la mayor parte de la población de una región.
El concepto PANC fue creado en Brasil por un botánico y una nutricionista, como una forma de valorar la biodiversidad del país mediante la comida y rescatar especies que se estaban perdiendo.
Duarte explica que se estima que alrededor de un 10% de la flora de una región tiene potencial alimenticio, es decir, unas 30 000 especies de plantas en el mundo serían alimenticias. Actualmente, solo se utilizan cerca de 200 para este fin y la agricultura se concentra en nueve tipos de cultivos que ocupan el 66% de las tierras.
Al ver este escenario, Duarte empezó a investigar la riqueza del Chocó andino, conocido por su biodiversidad. Solo en la Reserva Intillacta, ubicada en Nanegalito, encontró 70 tipos de Plantas Alimenticias No Convencionales y calcula que hay más de 400 en toda la zona.
Las PANC pueden ser hierbas que nacen espontáneamente en la huerta y que erróneamente son consideradas maleza. El bledo, por ejemplo, es rico en hierro y calcio.
La investigadora dice que este tipo de plantas son más baratas de producir y saludables. Durante la primera etapa de la cuarentena, Duarte redactó esta guía que incluye información sobre la parte de la planta que se debe comer, el contenido nutricional de cada una, su valor medicinal, cómo sembrarla y cómo identificarla. También ofrece recetas sencillas para fomentar su consumo en el Ecuador.
Las personas interesadas pueden descargar la guía de la página de la Fundación Imaymana. Esta publicación contó con el apoyo del Proyecto Factorías del Conocimiento para el Desarrollo Sostenible de la Mancomunidad del Chocó Andino. El proyecto estuvo financiado por la Agencia Extremeña de Cooperación Internacional para el Desarrollo y ejecutado por la Asociación de Universidades Populares de Extremadura.