Los residuos son llevados hasta los parques metropolitanos, en donde hay una máquina llamada chipeadora. En la ciudad hay 13 aparatos. Foto: Vicente Costales/EL COMERCIO
Las ramas secas y el tronco marchito de un árbol de Navidad natural son útiles para Quito. Sirven como abono, almohadillas y ornamento que se utiliza en parques.
Por ejemplo, se colocan debajo de la escalera china, colimpios o cualquier juego infantil. Se hace una especie colchón que sirve para que los niños no se lastimen si caen al suelo.
Andres Valdivieso, director de Mantenimiento de la Unidad de Espacio Público del Municipio, detalla el proceso de elaboración. Todo inicia con la recolección de ramas y troncos de árboles.
Los residuos son llevados hasta los parques metropolitanos, en donde hay una máquina llamada chipeadora. En la ciudad hay 13 aparatos. Un mecanismo tritura la vegetación hasta convertirla en algo parecido el aserrín, aunque en realidad es un poco más gruesa.
El material que sale de allí se emplea, posteriormente, en las camineras de los 567 parques que hay en la capital. También sirve como abono de los árboles pequeños o con hojas que empiezan a brotar.
Valdivieso detalla que a diario, las brigadas de la Unidad de Espacio Público recolectan entre cinco y seis camiones de ramas secas.
Al mes suman 480 metros cúbicos de restos de árboles. Pero la cuidad necesita más pues solo en parques metropolitanos existen un aproximado de 3 000 hectáreas de espacio verde.
Por eso, si un ciudadano quiere donar su árbol de Navidad, puede hacerlo en los siguientes puntos:
Norte: Centro de Operaciones Emaseo Occidental, en la av. Mariscal Sucre y Mariana de Jesús y el Parque Metropolitanano Norte. Sur: Centro de Operaciones Emaseo La Forestal, en la av. Simón Bolívar y Riofrío. Centro: en el Parque Cuscungo, en el sector San José de Monjas, en la vía al Valle de Los Chillos.