El teatro de Casa Toledo eliminó 78 de las 110 butacas para mantener el distanciamiento. Foto: Cortesía Casa Toledo
Pruebas rápidas para covid-19, protocolos de bioseguridad, aforos limitados, distanciamiento físico, son algunas variables que se han sumado a la producción escénica para que los actores vuelvan a reencontrarse con el público en una función presencial.
Para ingresar al teatro Casa Toledo cada persona debe desinfectar su calzado y sus manos, además de pasar por un control de temperatura. El uso de mascarilla es obligatorio en todo momento. A los artistas también se les solicita una prueba covid-19 para el uso de las instalaciones. Estas medidas son parte del protocolo de bioseguridad que se aplica en este y otros teatros que abrieron para ofrecer funciones presenciales.
Desde la reapertura, en octubre del año pasado, hubo algunos cambios, asegura Omar Jaramillo, asistente general de Casa Toledo. De las 110 butacas solo quedaron 32 disponibles para respetar el aforo permitido del 30% y el distanciamiento físico recomendado por la autoridad sanitaria. Entre el público y el escenario hay una distancia de 1,5 metros.
Para reducir contactos innecesarios también se habilitó un sistema para la compra de entradas en línea. Los horarios se han ido ajustando en función de la demanda y restricciones dispuestas por la autoridad local. Actualmente, hay funciones de miércoles a sábado a las 20:00 y domingo a las 18:00.
En La Creperola del Teatro Patio de Comedias dejó de funcionar el restaurante y se retiraron las mesas para habilitarlo solo como teatro. Los 30 espectadores permitidos por ahora son acomodados en un modelo de “burbuja familiar”, es decir, según el número de reservas por grupofamiliar, explica Juana Guarderas, directora del teatro. La sala se desinfecta antes de cada función.
En el Teatro Victoria, en Guápulo, también se puede hacer reservas por grupo hasta completar las 22 butacas disponibles de aforo permitido. El servicio de bar fue suspendido temporalmente como medida de prevención y la sala se desinfecta luego de cada función. La idea, dice Iván Acosta, director ejecutivo del lugar, es hacer del teatro un espacio seguro, que genere confianza entre el público.
Ana María Balarezo fue la primera actriz en volver a la modalidad presencial en Casa Toledo, en octubre pasado y ayer terminó una corta temporada de su ‘Coaching para parejas’, dividido en dos monólogos. Este formato, dice la actriz, tiene la ventaja de reducir el riesgo de contagio al no interactuar con otros artistas en escena.
“Que la gente se ría y aplauda es como sentirse vivo nuevamente”, dice la actriz y productora sobre el reencuentro que tuvo con el público en vivo. Ahora trabaja en dos nuevos ‘stand up’ pensadas para un formato presencial.
La necesidad de reactivarse artística y laboralmente impulsó a Christian Valencia a volver al escenario con la obra de teatro musical ‘Enredos’, que se presenta hasta el próximo 13 de marzo en El Teatro del Scala Shopping.
Para volver a las tablas, el director y dramaturgo dice que llegó a un acuerdo con los siete actores que interpretan la obra para realizarse una prueba PCR y mantener un confinamiento preventivo. Para cumplir las normas de bioseguridad tuvo que reducir la escala de la producción y dejar de lado la banda para mantener al resto de personajes en escena.
Valencia explica que económicamente esta obra coral se sostiene más por auspicios que por taquilla, pues la reducción del 70% del aforo recorta en la misma proporción los ingresos. Eso, dice el director, obliga a replantearse la escala, elenco y duración de futuros proyectos escénicos, en función de las restricciones.
El pasado 13 de febrero, Juan Guarderas y María Beatriz Vergara también volvieron a escena con la obra ‘Sinónima y Antónima’ como parte de un plan piloto para reactivar la programación presencial del Patio de Comedias.
“La reapertura será paulatina con una programación conservadora”, dice Guarderas sobre la cartelera de un teatro que ahora ofrecerá una función semanal.