Los residentes de un remoto poblado de Alaska comenzaron a recibir gasolina y diésel de un carguero ruso que atravesó el denso hielo del mar de Bering siguiendo la estela abierta por un rompehielos estadounidense. Tras batallar a lo largo de 480 kilómetros de hielo ártico, el buque cisterna ruso “Renda” comenzó a bombear el combustible por un ducto que lo conecta con un centro de almacenamiento en la localidad de Nome.