Julissa avanzaba en su camino como estudiante de Enfermería; soñaba con ayudar a sus pacientes. Pero el 9 de noviembre del 2017, seis días después de haber sido reportada como desaparecida, su cuerpo -vulnerado, violentado a golpes- fue hallado en un barranco de La Chorrera, en el barrio Toctiuco, Centro Histórico de Quito.