Las que hoy se conocen como ciudades Patrimonio de la Humanidad fueron construidas hace cuatro, cinco, siete o más siglos. Eran épocas en las que, según los libros de historia, cualquier problema para ver, oír o movilizarse se volvía para las familias un motivo para mantener en casa a quienes los padecían o, en casos más grotescos, para pedir caridad.