Cuando me enteré de la masacre perpetrada en la revista Charlie Hebdo sentí asombro e indignación. Luego supe que los caricaturistas y directores del semanario estaban amenazados de muerte por fundamentalistas islámicos por dibujar al profeta Mahoma, que también se burlaban de otros líderes e imágenes religiosas de manera irreverente, además de hacer mofa de políticos franceses y mundiales. Antes del atentado el medio estaba en dificultades económicas por bajo tiraje y pocos anunciantes, y que los funcionarios procuraban salir adelante con el afán de ejercer su derecho a la libre expresión. Aunque me disgustan algunas sacrílegas caricaturas que ha publicado , respeto su derecho a hacerlo. Admiro la valentía con que el semanario se expone a la barbarie del fanatismo religioso por ejercer un derecho que les otorga la ley francesa. Por eso: ¡Yo también soy Charlie!
Dicen que esta declaración fue hecha por el rey Luis XIV de Francia, quien por muchos años dirigió tiránicamente al estado francés. Eran épocas de gobiernos absolutistas en la que pocos gobernantes respetaban, en ocasiones ni convocaban por años, a las Cortes. Las decisiones judiciales estaban influidas, o dictadas, por algún funcionario real. Con la revolución norteamericana primero, y la francesa después, ambas a fines del siglo XVIII, comenzó a definirse el estado moderno, con bases democráticas griegas, en el que se determinó la separación e independencia de poderes. Uno colectivo y supremo que legisla y fiscaliza, el otro que juzga de acuerdo con leyes establecidas y, el ejecutivo que administra al Estado. Algunas naciones latinoamericanas desde su formación se definieron como federalistas y otros como centralistas, dependiendo, en parte, de su extensión territorial. Todos respetaron, y con el tiempo fortalecieron los cabildos, antiguas organizaciones coloniales que originaron mov
Con ese nombre se conoció originalmente al puente que se construyó a partir de 1968 y que unió Guayaquil con la otra ribera del Guayas en la entonces parroquia Eloy Alfaro (Durán). La vía se la hizo a través de la puntilla que se forma en la unión de los ríos Daule y Babahoyo, y permitió además de reemplazar el viejo sistema de gabarras que comunicaban al puerto con el este y sur del país, iniciar el desarrollo de la punta de Samborondón.
El libro publicado por la CAF con ese título tiene un subtitulo muy sugestivo, “Rompiendo con la Complacencia: Una Agenda para la Resurgencia”. La obra la recomienda Enrique García, Presidente de la institución, “para todos, dentro y fuera de la región, interesados en el desarrollo económico, social y político, a largo plazo, de América Latina”. La introducción y nueve capítulos, son escritos por especialistas que tratan diferentes problemas: inequidades, bajo ritmo de desarrollo, educativos, tecnológicos, de infraestructura y poca apertura comercial, que afectan a nuestra región, y de cómo se puede romper con la mediocridad para encontrar un futuro próspero en los próximos años.
Una idea del Gobierno para combatir la corrupción es el uso del polígrafo, o detector de mentiras, en policías. Esta propuesta del Presidente ha sido duramente criticada por el Fiscal General aunque pruebas poligráficas son usadas ampliamente en el exterior y también se utilizan en el sector privado ecuatoriano.