Nuestra juventud ampliaba sus horizontes en alegres recorridos por senderos de verdes campos, a través de serpentinos chaquiñanes, integradores de una reluciente pintura natural, fruto de un pincel divino. El astro rey imponía la iluminación y un cómodo calor matutino que abrigaba el arribo a un frondoso y solitario árbol de lechero, que se erguía en la cima de Rey Loma, visor escénico de un gran espejo azul ovalado que lucía, imponentemente bello, a los pies del montículo; blancas garzas y gaviotas revoloteaban relucientes, entre el lago y el cielo, y completaban la excelsa expresión poética de la naturaleza en el querido Lago de San Pablo.
En un recoveco del asenso vimos a un indígena de mediana estatura, tez cobriza, ataviado con sombrero negro, poncho azul, pantalón y camisa blancos, una trenza larga, con apestoso olor a guarapo, totalmente beodo, que lanzaba improperios a su esposa, con anaco y fachalina, ambos con alpargatas, y la agredía, brutalmente, con trompones y patadas. Quisimos salvar a la indígena y separamos al agresor, pero ella, la ofendida, nos increpó “marido es, dejá que pegue nomás”
Los últimos procesos electorales han sido seriamente cuestionados: el vicepresidente del Consejo Nacional Electoral encontró y denunció la existencia de un centro de cómputo paralelo al del CNE; el joven abogado, Juan Esteban Guarderas, ha denunciado a Fiscalía y al Tribunal Contencioso Administrativo serias inconsistencias, como la existencia de 22.000 actas alteradas (50%) porcentaje que puede cambiar resultados electorales, y no ha obtenido respuesta alguna. El encuestador Blasco Peñaherrera Solah ha expresado “Hemos terminado el análisis de las actas de escrutinio y recuento en Quito y el resultado es aterrador. Está en manos del CNE garantizar que la voluntad de los quiteños se respete”
La rebeldía de la ciudadanía ha quedado conculcada por el terror impuesto por el gobierno coimador. Su protesta se limita al whatsap y por su tolerancia al dolo y al robo revive el atavismo del “que pegue nomás..”