El jueves arranca el Mundial de Fútbol. La fiesta universal del balompié da la impresión que no es tan nuestra, o, al menos, es lejana.
Lejana por los husos horarios de la inmensa geografía rusa, lejana y ajena por la ausencia del combinado ecuatoriano.
Lejana también, acaso, por los escándalos que alcanzaron a la dirigencia mundial y que empañan al deporte popular y rompen su velo de magia y fiesta. Todo se resuelve con millones.
Queda para muchos distante en el tiempo aquel Mundial de Inglaterra y su único campeonato en casa en 1966. El partido con Argentina la expulsión del xeneize Rattín y los registros fílmicos que se proyectaban en los noticiero en blanco y negro de los cines, claro, varios días después.
México 70 fue una fiesta. Con el Estadio Azteca, edificado en corto tiempo por el imperio de Televisa para constituirse en templo de la religión laica, sus instalaciones para la televisión mundial eran de ‘extraterrestres’. México, Alemania, Italia. Pelé, Tostao, Jairzinho, Beckenbauer, Müller, o Zoff, Rivera y Riva. Cubilla, Matosas, Mazurkievicz. ‘Perico’ León, y Chumpitaz. Banks y su arco vencido por la tejida de los campeones. El mundial de Pelé.
Alemania 74, para la gran máquina alemana.
Argentina 78, para Argentina, más allá de la polémica y el oprobio de la dictadura.
Y España; y México, llanto por el terremoto y tango por Argentina 86. La bella italia. La toma de Estados Unidos, que tradujo el nombre de soccer en fútbol y desenmascaró los cocteles de Maradona.
Todas eran citas distantes. La radio nos emocionaba, las pantallas del cine ya proyectaban partidos para alguna escapada en horarios de trabajo y llegaba la tecnología.
Y la frustración eterna del ‘perdimos como siempre’ se transformó en ‘ sí se pudo’. Con figuras de la Tricolor que ya hacían maletas para los clubes del mundo y encuentros consagratorios en Japón-Corea y Alemania. Ecuador ascendía a las ligas mayores. La historia cambió. El tropezón nos quitó Sudáfrica, fue la antesala de una fallida presentación en Brasil y el resbalón monumental de esta eliminatoria que empezamos como carrera de caballos…
Mientras el ‘Fifagate’ rompía corazones y arrebataba tesoros de piratas,ponía tras las rejas a muchos, señalaba los retratos de otros que se fueron a mejor vida con fortunas mal habidas, todavía hay impunes: unos cuantos vivarachos de talla mundial.
En la Rusia de Putin, el equipo nacional de quien quiere ser el zar del Siglo 21, no es ni la sombra de aquellos que hicieron su historia en la época de la Unión Soviética. El CCCP recio de su camiseta roja, la araña Yashin o el veloz Belanov que toreó en España a varias figuras mundiales como en plaza propia y escuchó olés por sus regates.
El Mundial de Rusia se abre con lesiones y polémicas, con muchas selecciones y con tecnología especial. El inicio del torneo es una melancólica mezcla de añoranzas y rabia contenida por que la Tri no está, pero rodará el balón, y todo volverá a empezar.