Apoltronado en su sofá, desordenado el poco cabello que le queda, y con ese desagradable gesto de amargura por el poder perdido que ya le es característico, revisa en su celular las noticias sobre la pandemia que asola al Ecuador y que parece desbordar la capacidad de una infraestructura estatal poco preparada.
–Esto no puede ser –se dice–, hay que hacer algo, es el momento de recuperar la patria–, y llama a sus amiguetes en México, en Venezuela o en cualquier otro lugar al que hayan huido de la justicia. Rápidamente y sin lugar a réplica, les ordena iniciar la ofensiva. –Es el momento de actuar –les dice–, no puede suceder lo de octubre.
Enseguida los secuaces se organizan. –¿Hay fondos?– pregunta uno. –¡Qué pregunta!– le responden. Por supuesto que hay fondos, producto del saqueo de las arcas estatales durante 10 años y que están a buen recaudo en algún paraíso fiscal. Alguien, a quien momentáneamente le asaltan los principios, dice –¿no será de donar algo? ¿mascarillas? ¿respiradores? no sé, ¿alcohol en gel?–. –¡¿Donar?! –le responden entre risas–, no compañerito, lo que tenemos que hacer es activar el troll center y la difusión de noticias falsas. Debemos aprovechar la crisis para “recuperar la patria”, como ordenó el jefe–. –Cierto –responde el confundido–, no sé en qué estaba pensando…
Entonces, desde sus cómodos escondites, empiezan una macabra y criminal campaña de desinformación a través de noticias falsas y ataques al Gobierno por parte de troll centers bien financiados, mientras el capo del tinglado empieza a abogar para que su leal compañero de fechorías sea liberado de la prisión donde cumple condena por corrupto para que lidere al país frente a la crisis. Es que claro, no solo que para esta mafia es el momento apropiado para desestabilizar al Gobierno, sin importar la cantidad de enfermos y muertos que está ocasionando la pandemia, es también el chance de volver a “hacer su agosto”, como luego de la tragedia de 2016.
Así, pese a ser los responsables de la falta de recursos que tiene el Estado para enfrentar la pandemia, muchos de los cuales fueron a parar a sus bolsillos, no son capaces de, al menos, devolver algo, sino que, además, quieren aprovechar la que quizás sea la peor crisis que ha vivido el Ecuador, para, mientras alegan que su intención es “recuperar la patria”, hacerse de nuevo con el poder, y por sobre los muertos, seguir con el saqueo.
Luego de una ocupada mañana tuiteando mensajes en contra del Gobierno y dando órdenes a sus huestes para que usen todo su arsenal para ahondar la crisis y buscar su caída y mientras sus compatriotas siguen muriendo y enfermando, se reclina en su sofá, se frota las manos satisfecho y su rictus de amargura se transforma en una odiosa sonrisa que transparenta toda la profundidad de su miseria.