El transporte naviero ecuatoriano celebró un hito esta semana con el arribo del CMA CGM Rodolphe al Terminal Portuario de Guayaquil. Se trata de una de las embarcaciones más grandes del mundo, con una eslora (longitud) de casi 300 metros. Es gigante y permitirá afianza el intercambio comercial con grandes mercados, como el asiático, ya que gracias a su capacidad contribuirá a reducir costos para las exportaciones nacionales.
Pero la llegada de esa megaembarcación no se habría dado sin ese músculo financiero que significa la inversión privada y que responde a una planificación de varios años. Inversiones millonarias estuvieron detrás de este hito logístico y que sin duda contribuyen a dar nuevos pasos para mejorar los indicadores de competitividad del país.
Entre los factores que toma en cuenta el Foro Económico Mundial para establecer los resultados del Índice de Competitividad Global se encuentra la infraestructura. En el reporte 2016-2017, publicado en septiembre del año pasado, Ecuador se ubicó en el puesto 91 entre 138 países; y en el indicador de infraestructura se colocó en el lugar 71.
En materia portuaria, el país atraviesa una etapa interesante gracias a las nuevas inversiones que se realizan actualmente en los puertos de Manta, Posorja y Puerto Bolívar. Sin duda eso favorecerá a que Ecuador alcance mejores posiciones en ese ranking.
Sin embargo, todavía hay mucho por mejorar en otros aspectos, como el institucional, el mercado laboral, la sofisticación del sistema financiero y hasta en innovación. Ecuador se acaba de ubicar en el lugar 92 entre 127 países en el último Índice Mundial de Innovación, de la Organización Mundial de Propiedad Intelectual. Estos temas también deben tener prioridad en la agenda del Consejo Consultivo Productivo y Tributario.
La lección que deja la llegada del megabuque es que las iniciativas privadas generalmente se plantean con visión de largo plazo y si no existen zancadillas en el camino se pueden dar avances gigantescos