El triunfo de Arce y los socio-listos

La gallina puso un huevo y quienes siguen creyéndose los gallos imprescindibles no dejan de cacarear. Lo que queda de la gallada del mal llamado socialismo del siglo XXI no digiere la realidad. Llega a la Presidencia de Bolivia Luis Arce, un sagaz ministro de Finanzas que impidió que la economía se fuera por el caño, como sucedió en los países donde los Maduros y los Correas hicieron lo que les vino en gana.

Mientras en Santa Cruz de la Sierra, foco de la oposición boliviana, se asume que Arce ganó con fraude, en general, el triunfo del ex ministro en primera vuelta es bien visto por la comunidad internacional y es la suma de varios factores; para empezar, los errores de los contendientes. Pero, sobre todo, es la demostración de que el Movimiento al Socialismo (MAS) no necesitaba romper las normas constitucionales para perpetuar a Morales.

Cada país tiene una historia y un destino propios, y si algo diferencia hoy a Bolivia de Venezuela, para que el ejemplo sea más claro, es el manejo de la economía. Mientras el “chavismo-madurismo” destruyó y dilapidó su riqueza en dos décadas, el ‘‘moralismo” tuvo un manejo más ordenado de la deuda, de la contratación pública, de las reservas.

El país que empezó siendo el anfitrión del modelo político cubano y ofreció inversiones en toda la región para imponer su revolución mostrenca, hoy está sumido en una grave crisis en todos los órdenes, y quienes la pagan son sus ciudadanos, tanto los que se quedaron como los que tienen que irse.

¿De qué se alegra Maduro, qué puede hacer él con una economía desfalcada y mal manejada, incluso después de contratar asesores económicos de la talla de quienes se encargaron de hundir a la economía ecuatoriana con deuda y gasto excesivos, sin transparencia y sin resultados? En el Ecuador hay demasiados ejemplos, pero uno de los mejores retratos de la supuesta hermandad económica y política de los socio-listos es El Aromo.

El olor a carroña en este y otros casos es evidente, pero no olvidemos que los políticos suelen apostar a la desmemoria y a las circunstancias. Si alguien tan sobrepasado por los hechos como Maduro asume el triunfo del MAS como propio, no hay que descartar que aquellos que están apostando a todo para tratar de recuperar el poder en el Ecuador se sientan reanimados por la noticia.

Pero la verdad es que el propio Morales va a tener que ser cuidadoso en el análisis de la victoria de Arce, pues éste buscará un espacio propio. Hay voces al interior del movimiento que se esfuerzan por priorizar las urgencias del nuevo gobierno, que empezará en pocos días, el 8 de noviembre. Las angustias de Evo por regresar no están entre sus prioridades.

Algo querrá decir Arce cuando insiste en la puesta al día del proyecto, en un MAS 2.0. Seguramente no contratará asesores venezolanos o ecuatorianos que refrenden su triunfo.