1. Una vez que se publique en el Registro Oficial la Ley de Fomento Productivo, ¿qué perspectivas hay para la economía ecuatoriana en lo que queda del año y la proyección hacia 2018?
El efecto mayor será el incremento de ingresos no presupuestados por el gobierno para este ejercicio económico, cuyo origen vendrá determinado por las condiciones de apremio que rodean la remisión de intereses y multas de los tributos que se encuentran actualmente bajo disputa judicial (90 días para los montos de mayor envergadura)
La estimación consignada en los documentos oficiales coloca esta cifra en el orden de los USD 600 millones, que deberían ingresar, si los contribuyentes aceptan el marco regulatorio, en los meses que restan para finalizar el año.
Algo se verá por el pago de multas de tránsito, obligaciones empresariales atrasadas con el IESS, algún ingreso en municipios que actúen con cierta celeridad.
También se conocerán las nuevas contrataciones de deuda externa, pendientes de llevarlas adelante por el informe de Contraloría, una vez que la ley deja en claro la capacidad del gobierno de hacerlo hasta el monto autorizado en la aprobación inicial del presupuesto del 2018. En este punto, lamentablemente las condiciones de disponibilidad de los mercados financieros internacionales y los márgenes incrementados por la revalorización de riesgos de muchos países emergentes, o de ingreso medio, en especial en los últimos días como consecuencia de la crisis turca, no serán agradables para los intereses del país.
Por lo dicho, las limitaciones de financiamiento pueden llevar, sin querer o a la fuerza, a una contracción mayor del gasto público, que ponga el resultado del déficit global del presupuesto en un rango reducido al del objetivo del gobierno de ubicarlo en el 4% del PIB. De hecho, la información del primer semestre ya demuestra una brecha inferior a la programada.
Bajo esa perspectiva contractiva que será más pronunciada en el gasto publico y ofrecerá menores ingresos en la balanza de capitales (que llevará a contraer las disponibilidades del sistema financiero), la resultante obvia y lógica será la de una dinámica económica relativizada.
En los demás campos de la reforma, algunos estructurales y otros de carácter operativo, los efectos se los apreciará en un horizonte de mediano plazo, siempre que la línea de gestión de la política económica continúe enfrentando los distintos frentes que todavía no han sido atendidos.
2. El Banco Central ha pospuesto la expectativa de crecimiento del PIB 2018 hasta que la Ley no entre en vigencia. ¿ Se podría mantener la proyección del 2.4%?
No lo encuentro razonable. El BCE, el INEC, el Ministerio de Finanzas y cualquier otra institución oficial responsable de la elaboración de información económica, tiene perfectamente definidas las fechas en las cuales debe ofrecer sus resultados al país. Cualquier evento posterior, favorable o no, será recogido por la siguiente presentación informativa. Ahora, los hechos son los que son y con esos elementos, la gran mayoría de muy corto plazo, se realizan estos trabajos. No hay justificación para este retraso. Incluso pueden poner una advertencia o nota técnica sobre los posibles efectos derivados de la ley aprobada y que está en su etapa final.
Parece difícil llegar a esa proyección. Se siente la desaceleración y no es algo nuevo. Se sabía desde hace mucho tiempo que la corrección macroeconómica tendría impacto en la dinámica nacional. Era y es inevitable. Lo que se discute es cual es la mejor forma de minimizar este proceso. Acaso el gradualismo, que tiene defensores y contradictores, o una cirugía mayor y profunda, como la plantean otros.
En cualquier caso, las perspectivas señalan una tendencia que oscilará, dependiendo fundamentalmente de la reducción del tamaño del sector público y la capacidad de atracción de inversión privada fresca y adicional a la consuetudinaria, a no crecer o hacerlo de manera modesta. Espero, que la opción de recesión pueda ser evitada; y, eso sólo se podrá apreciar en función de la consistencia de la política económica y del apoyo indispensable que reciba de los multilaterales.
3. ¿Qué decir de la desaceleración de la economía?
Creo haberla contestado en la pregunta anterior. El horizonte de recuperación de la vitalidad nacional para ponerle al país nuevamente en un tranco sostenido que corrija especialmente los débiles indicadores sociales, no está a la vuelta de la esquina. Serán necesarios varios años para conseguirlo, pues no hay que olvidar que la dolarización tiene inflexibilidades que no permiten acelerar la corrección de los desequilibrios conocidos.
4. Se ha debatido en el país el sustento técnico de una eventual corrección en los subsidios, ¿cómo afrontar su impacto económico?
Pensar en la eliminación o focalización de subsidios para cubrir el déficit fiscal, no me parece una decisión adecuada ni recomendable. Debe ser parte de un programa que se comprometa a redefinir el papel del Estado en la sociedad, dentro del cual, estos beneficios se los ofrezca de manera precisa, por tiempo limitado, con montos definidos, a los estratos que requieran asistencia temporal de toda la colectividad.
Ni el mantenimiento del sistema actual, ni la desaparición de este instrumento, me parece que son opciones que forman parte de una política económica que vela por acelerar la reducción de las inequidades sin poner en riesgo su capacidad de crecimiento. Por ello, la reconquista del verdadero concepto de subsidio debe pasar por esta redefinición de papeles de los actores y agentes económicos, púbico y privados.