Aunque en este momento gran parte de la atención de la opinión pública está concentrada en las primeras acciones y en la conformación del gobierno del flamante presidente de la República, Lenín Moreno, uno de los temas que no deja de tener relevancia es sobre el papel que debería tener la oposición.
Ahora que las aguas tienden a calmarse y que han pasado los días de protesta por los supuestos casos de fraude que jamás fueron probados por el líder del Movimiento CREO, Guillermo Lasso, así como sus desencuentros de éste con el alcalde de Guayaquil, Jaime Nebot, es de esperar que ahora sí la postura de la oposición sea más inteligente, orgánica y estructurada. Porque así como ha habido tiempo para hablar del gobierno de Correa, es necesario dedicarle atención a la “oposición”.
Cabe mencionar que en las pasadas elecciones se perdió una oportunidad única de terminar con el correísmo y de dar un giro a la historia política de la nación si los líderes de la oposición hubiesen cedido generosamente de lado y lado para abrigar un gran frente político de la unidad. Por ello, a más de que el candidato oficialista hizo mejor las cosas en la segunda vuelta, tan culpables de la derrota son Lasso como Nebot. El orgullo, los egos y sus intereses personales primaron más que el país.
Si Nebot sabía que no iba a ganar la elección presidencial, ¿por qué postuló a Cynthia Viteri? ¿Debido a que era más importante tener unos cuantos asambleístas y pensar en la sobrevivencia del Partido Social Cristiano y Madera de Guerrero? ¿Por qué no se postuló él mismo a la presidencia? Si Lasso tuvo antes roces con Nebot, ¿por qué nunca le pidió su apoyo de manera expresa? ¿Acaso Lasso se confió y sintió ganador luego de las protestas que se dieron para forzar la segunda vuelta? ¿Por qué Lasso mantuvo la misma estrategia de campaña en la segunda vuelta y no se dedicó, con todas sus bases, a visitar los barrios de las ciudades claves?
Aunque esto es ya pasado, lo ocurrido debería ser motivo para que de hoy en adelante la oposición aprenda de los aciertos pero principalmente de los errores.
Una vez que Lenín Moreno ha invitado al diálogo a diversos sectores de la sociedad, me pregunto sobre el papel que van a tener CREO y el Partido Social Cristiano (PSC). ¿La agenda de CREO será reafirmar que hubo fraude? ¿Reproducir de manera mecánica lo que dice la derecha en Venezuela y Argentina? En el caso del PSC, ¿seguirán calentando el puesto en la Asamblea Nacional por los próximos 4 años? ¿Qué van a plantear a los ecuatorianos en términos de fiscalización y proyectos de ley?
Me preocupa que esta falta de sintonía de la oposición con el momento histórico y esta pugna Lasso-Nebot se mantenga. Que en las elecciones del 2021 tengamos nuevamente lo mismo por la culpa de esta división de la oposición. Por este motivo, si no hay un cambio sustancial, lo más conveniente en este momento es ni Guillermo Lasso ni Jaime Nebot.
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