Los ganadores y los perdedores

Hace unos meses se decía, casi al desgaire, que los resultados de los comicios de este día, al concentrarse básicamente en la renovación de las autoridades seccionales y jurisdiccionales, no serían decidores respecto de la segunda parte del gobierno de Lenin Moreno.

No solo no se tenía en cuenta lo crítica que iba a volverse la elección del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social (Cpccs) definitivo, como lo manda la consulta de febrero del 2018, sino que también se alegaba que, al tratarse de autoridades administrativas -normalmente más enfocadas en la ejecución de presupuestos que en la gestión política-, no habría cambios importantes.

Adicionalmente, los analistas y estrategas del Gobierno se acostumbraron a considerar que no valía la pena cultivar la relación con el Legislativo, por la fuerte fluctuación del apoyo del bloque gobiernista y el costo-beneficio de lograr votos favorables para los contados proyectos de interés del Ejecutivo.

Si se suma el deseo del presidente Lenin Moreno de no contar con candidatos para esta elección y apostar a las alianzas, queda claro que no hubo el suficiente cuidado de crear torres y diques políticos para la etapa más difícil, que incluye la ejecución del acuerdo con el FMI para tratar de superar la tragedia económica desencadenada por la llamada Revolución Ciudadana.

Todo indica que, después de estas elecciones, habrá un reacomodo en el centro político y pocos cambios en la derecha tradicional. Los ex inquilinos de Carondelet lograrán mantener espacios locales, y hay una gran incertidumbre sobre lo que sucederá alrededor de un organismo clave como el Cpccs.

Si bien la promesa de una cirugía en materia anticorrupción sigue en evaluación, sí se puede asegurar que la gestión política gubernamental no ha pasado de una cirugía menor. La consulta popular del año pasado dejó suelto el cabo principal, y hoy varios sectores hablan de una nueva que incluirá varios temas, pero el Gobierno no va poder solo.

La verdad es que se impone lograr acuerdos mínimos de gobernabilidad para este segundo tramo, y eso incluye revisar a fondo, y no con parches como los que propone la Presidencia de la Asamblea Nacional, el sistema electoral y la división de poderes vigente.

El Gobierno hoy se limita a hacer mapeos sobre los aliados fijos y coyunturales, los autores neutros y los opositores que resultarán tras los comicios. Mientras los electores sentimos que la política se reduce a votar para evitar una multa, los gobernantes creen que sirve para ir haciendo camino, pero olvidan que, cuando hay debilidad, ya no hay aliados sino, a lo mucho, compañeros interesados.

Como en el fútbol y en todas las cosas de la vida, quien no hace los goles, ve cómo se los hacen. Hay que cambiar la actitud, porque de lo contrario, todos resultaremos perdedores.