Esta semana fue pródiga en ejemplos de la creciente tensión que vivimos. La confrontación es peligrosa y se palpa en distintos escenarios, incluyendo el físico y el virtual.
La Presidenta de la Corte Superior de Guayaquil fue destituida por llamar “golondrinas” a jueces temporales como Juan Paredes, quien sentenció en tiempo récord a tres años de prisión y al pago de USD 40 millones al ex editor de Opinión y a tres directivos del diario El Universo, por una querella presentada por el “ciudadano” Rafael Correa.
La destitución es solamente un nuevo episodio de un proceso rocambolesco en el cual es inocultable la intención de allanar el camino para satisfacer la tesis presidencial. Sin embargo, Correa consideró que el Consejo de la Judicatura de Transición -de signo gobiernista- se demoró. Él ya había hecho el llamado a sancionar a la ex magistrada hace más de dos meses y el jueves estimó que la tardanza talvez se produjo por temor. ¿A quién?
Ese mismo día, Mónica Chuji fue condenada a un año de prisión y al pago de USD 100 000 por supuestas injurias contra Vinicio Alvarado, uno de los hombres fuertes del Régimen. Chuji dijo en una entrevista que Alvarado era uno de los nuevos ricos del Gobierno. En ese juicio, al igual que en el proceso contra El Universo, se sintió el peso de la parafernalia del poder, con la presencia del presidente Correa y varios de sus ministros.
El viernes, Alvarado quiso “perdonar” a Chuji, pero esa figura no existe jurídicamente. Alvarado tendrá sus razones para desistir del juicio que recién está en su primera instancia. Quizás en las esferas del poder se analizó que resulta demasiado evidente la obsecuencia del sistema judicial en pleno desmontaje. ¿Qué se puede esperar del nuevo?
En el plano legislativo, resultó penoso que -ese mismo jueves 24- la reforma tributaria haya entrado por el denominado ministerio de la ley, ante la incapacidad de acuerdos básicos en la Asamblea. Y como para rubricar esa incapacidad, esta misma semana se supo que un asambleísta de AP se adelantó a pedir a la Corte Constitucional, otro espacio de tinte oficialista, que permita la vigencia de una Ley de Comunicación que el sector gobiernista no ha podido aprobar y se niega a concertar.
Pero hubo más novedades ese jueves: en la madrugada, el prefecto de Zamora Chinchipe, Salvador Quishpe, le gritó“traidor” y “vendepatria” al Presidente y éste respondió: “No tienes cerebro”. Fue en Santa Isabel, a propósito del cierre de la campaña electoral en esa Junta Parroquial. Por último, un “twittero” fue detenido por haber amenazado a Correa. ¿Hay un factor común en todos estos hechos? El Presidente tiene razón cuando pide desechar la violencia, pero debe reconocer que ésta puede ejercerse de muy distintos modos desde el poder, y que sin duda el estilo descalificador y confrontacional está detrás de este clima enrarecido.
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