Como una medida indispensable para afrontar lo que el Ministro de Finanzas llama una situación insostenible, el Gobierno reduce subsidios.
Lo hace generando el menor impacto posible por cuanto las gasolinas extra y ecopaís se elevarán en USD 0,37 y mantendrán todavía un subsidio estatal. Cabe aclarar que esta elevación no cuenta para los taxis y el transporte de carga; está pendientes la implementación de mecanismos adecuados para que así ocurra.
El diésel del transporte no se toca, es decir sigue el subsidio en esa rama sensible, y tampoco se mueve el precio del gas de uso doméstico.
Como otro tema importante el Gobierno decidió liberar a precios internacionales el diésel industrial. Los productores pagarán precios reales, y quienes exporten y generen mano de obra recibirán una compensación con medidas tributarias.
De esta manera se busca evitar el tráfico de este combustible pagado con dinero público. Los especuladores han aprovechado el subsidio para obtener grandes ganancias al vender el diésel fuera del país.
La decisión, tomada meses después de otras que conforman los cambios en materia productiva e incentivos para producir más, puede general algo de recursos (USD 400 millones, estimó el Ministro Martínez) pero sobre todo es un mensaje contundente a la comunidad internacional.
Aliviada la urgencia de dinero fresco para pagar sueldos con los recursos que llegan de China, ahora hay que hacer un bien trazado plan para sentarse con el Fondo Monetario Internacional. Sincerar las cifras luego de una década de despilfarro y desorden en el gasto fiscal puede ser una buena decisión, tanto como descongestionar el gasto desproporcionado en sueldos del sector estatal.
De allí en adelante la idea es acudir a los organismos multilaterales de crédito. Con un Presupuesto ordenado las señales pueden contribuir a bajar el Riesgo País y a conseguir créditos para cubrir el déficit fiscal proyectado a plazos razonables y tasas más bajas. Se espera que todo apunte a estabilizar la economía, generar confianza y crear empleo.