Durante dos días se llevará a efecto el XI Foro de Competitividad. Se trata de levantar iniciativas y procurar recursos para el nuevo momento pospandemia que deberán afrontar los países, en especial de América.
Este foro, que se realiza cada dos años, organizado por la Red Interamericana de Competitividad, que fue constituido por la Organización de estados Americanos (OEA), afronta un momento muy especial.
La sorpresa de la pandemia que salió de China cundió en Europa, llegó a América y ha devastado los sistemas de salud pública por doquier.
La realidad de una economía frágil se vio empeorada por la pérdida de millones de plazas de empleo y la debilidad económica para afrontar una lucha desconocida en estos tiempos de autopistas de la información y de sociedad del conocimiento.
Si bien la historia de la humanidad era aleccionadora por las pestes como la negra o la gripe española, la humanidad jamás hubiese esperado efectos tan demoledores en pleno siglo XXI y conforme a los adelantos de la ciencia y la medicina.
Es por eso que un foro como el que tendrá como núcleo al Ecuador es crucial, en momentos tan determinantes como el presente.
Es cierto que la mayoría de los países no logra alcanzar un número aceptable de vacunas y todavía estamos lejos de la inmunidad de rebaño, pero no podemos desconocer los efectos trituradores sobre el tejido social y la economía y producción planetaria. Para levantar la producción, regenerar las fuentes de empleo y reconstituir el tejido productivo pasarán años, pero nada será posible sin recursos.
La comunidad interamericana debe procurar el dinero en cantidades suficientes para alcanzar las expectativas de los pueblos y empezar a levantarlos de un golpe de magnitud semejante al de una guerra.
Los recursos deben venir, empero, con programas sólidos, sustentables y bien estructurados. No es tiempo de desperdicio sino de una planificación al detalle, para que las grandes mayorías se vean beneficiadas de políticas públicas posibles y certeras.