Dolarizar a 25 000 sucres fue un error. El valor correcto estaba más cerca de los 35 000 sucres por dólar.
Hoy, cuando ya han pasado 19 años desde que se tomó la decisión de dolarizarnos, se puede revisar algunos de los detalles complejos que tuvo el proceso. Y el tipo de cambio para la conversión fue uno de ellos.
Porque el error más común que se comete al recordar el proceso es creer que el tipo de cambio que se usó para convertir sucres en dólares tenía que estar, de alguna manera, relacionado con el tipo de cambio del mercado de los días anteriores a la toma de la decisión.
Los primeros días de enero de 2000, el dólar se negociaba en el mercado a unos S/. 20 000, pero ese valor no estaba relacionado con el volumen de sucres que estaban circulando en el país y con los dólares disponibles para la conversión.
Porque al 31 de diciembre de 1999, el Banco Central (BCE) tenía USD 872 millones en sus reservas, pero los sucres que se habían emitido desde la fundación del Central hasta la fecha eran S./ 31 billones (billones en español, o sea, millones de millones).
En otras palabras, para convertir esa “base monetaria” de 31 billones de sucres, había USD 872 millones. La relación es 35 000 a 1. Para hacerlo a 25.000 se necesitaba unos USD 400 millones adicionales, que no teníamos y que nadie nos iba a prestar.
Pero el domingo 9 de enero de 2000, el presidente Mahuad anunció que la tasa de conversión era 25 000. Nunca he logrado saber exactamente cómo se seleccionó esa cifra, si fue un error o si fue una decisión más política, pero el 10 de enero el país se despertó con una sorprendente calma, una paz que se hubiera destrozado si no se respetaba ese tipo de cambio. Dicho en otras palabras, el país tenía que dolarizarse a 25 000 o se caía en pedazos.
En las semanas siguientes, desde un grupo de funcionarios y asesores del BCE salió la propuesta que iba a salvar el proceso: convertir en dólares solo los sucres que eran clave para el funcionamiento de sistema de pagos. Y se esa manera se dolarizaron los billetes de sucres y lo que los bancos y el público tenían depositado en el BCE. Para eso, los dólares disponibles alcanzaron.
Para lo que no alcanzaron fue para convertir una parte de lo que el sector público tenía depositado en el BCE y esos sucres sí se dolarizaron, pero solo contablemente y quedaron casi prisioneros en el Central, el menos mientras el Gobierno no pagara las enormes deudas que tenía con el BCE (deudas que en el 2008 se eliminaron por ley).
El gran problema de haber dolarizado a 25 000 fue que no se pudo desaparecer las funciones de “banco del Estado” del BCE (porque siempre quedaron esos “sucres prisioneros”). Pero, a pesar de eso, el sistema funcionó y nos dio una sorprendente estabilidad. Y estabilidad a prueba de populistas.
@VicenteAlbornoz