El país de las mil y dos trabas

El pueblo de Macondo resume el realismo mágico de García Márquez. Praga es la ciudad en la que se desarrolla El Proceso, la desquiciante novela de Kafka en la que una burocracia funciona sin lógica ni razón, pero funciona infaliblemente.

La unión del realismo mágico con la locura procesal es una buena metáfora para entender los tormentos que sufren las empresas en este país, o sea, para entender los trámites que deben hacer para ser formales.

Son tantos estos tormentos que un artículo no bastó y este es la continuación de otro publicado la semana pasada. Pero ni estas dos columnas juntas alcanzan para enumerar los trámites que tiene que hacer alguien que busca, únicamente, cumplir con las formas de la ley. Esta es una enumeración de trámites que casi no le dan ingresos al gobierno, pero sí les causan gastos a las empresas.

Y, por ahora, el Ministerio de Trabajo se lleva el premio Gabriel García Kafka a la creación de trámites macondianos que no generan ningún beneficio visible, ni a trabajadores ni a empleadores y que sólo producen miles de documentos escaneados, que rara vez son revisados por autoridad alguna.

Arrancamos con cada empresa registrándose vía web como empleador, inscribiendo por la misma vía la información de cada empleado y reportando todo cambio en su nómina.

Todo empleador debe reportar al Ministerio quiénes son sus responsables de Seguridad y Salud en el Trabajo. Los primeros 11 meses del año son también la alegre época en que se debe presentar el Plan de Capacitaciones (en materia psicosocial, drogas, prevención de VIH y salud reproductiva), cuyos resultados se entregan en el tranquilo y desahogado mes de diciembre, cuando las empresas pueden dedicar todos sus recursos a atender la feliz labor de llenar formularios.

Y si tiene más de 10 empleados, debe tener e inscribir su Reglamento Interno. Luego, en los primeros 11 meses de cada año, reportará su Programa de Prevención de Riesgo Psicosocial para, en diciembre, entregar los resultados de esa planificación. Además, tiene que reportar, todos los diciembres, los indicadores de su Plan de Prevención de Uso y Consumo de Drogas.

También tienen que entregar al Ministerio su Reglamento de Higiene y Seguridad, que debe renovarse cada 2 años y no pueden olvidar la Declaración de Riesgos Laborales y Plan de Acción y el Informe Anual de Actividades del Comité de Higiene y Seguridad, a entregarse en enero.

Un puesto especial tiene el obligatorio Informe de Riesgos Antrópicos y Amenazas Naturales. Todo esto, deja claro de dónde realmente vienen los riesgos que enfrentan los productores. Y este artículo deberá continuarse la próxima semana, porque el espacio es limitado pero los trámites, infinitos.

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