Si no estuviéramos con tantos problemas, hasta podríamos darnos tiempo para bromear. Lo que menos quiere el candidato de Creo es que la “inmunidad de rebaño” llegue el 11 de abril. Y lo que menos desea el de Unes es que, tras las revelaciones sobre su presencia en el Banco Central, en lugar de economista le digan licenciado.
Este fin de semana los encuestadores de uno y otro lado se moverán en busca de datos. Lo que no se sabe es si se moverán las cifras, si el voto nulo y la indecisión seguirán diluyéndose como han venido haciéndolo, y si Andrés Arauz y Guillermo Lasso podrán lidiar con los votos negativos, es decir , con aquel número de ciudadanos que jamás votaría por ellos.
Sí se sabe que el debate, por problemas de fondo y forma, no fue un factor decisivo para inclinar la balanza y que las proclamas de triunfo de lado y lado son solo eso, proclamas. Para quienes lo siguieron, fue una oportunidad perdida de aprender o ahondar. Triunfaron los libretos aprendidos y quedó flotando una frase que pretende volverse histórica.
Mientras tanto, el país asiste a la implosión de un gobierno atenazado por la pandemia y la crisis económica. Todo el Gabinete hablaba de un plan de vacunación, pero llegó el reemplazo del ausente ex Ministro y lo que queda del Gobierno coincide en que no había tal plan. El Presidente en persona vigilará la aplicación de las vacunas, mientras el Ministro se recupera. La oferta es vacunar a dos millones.
Otra pelea a fondo se libra en la Asamblea Nacional, para salvar la llamada ley de Defensa de la Dolarización. Al vacunado ministro Pozo le ha tocado ponerse al frente de la negociación para lograr un tercer, y ojalá último, borrador de proyecto urgente. Un gobierno lo es hasta el último día, y lo que este intenta es dejar las cosas en orden para seguir en el acuerdo con el FMI, que nos permitió salir a flote.
El candidato Arauz, por más que haya acumulado experiencia en su ‘trabajo’ en el Banco Central y en el manejo de los temas que le confió el expresidente Correa, tiene que explicar al país su idea sobre las emisiones virtuales, su posición real sobre la dolarización y la relación con el Fondo. Preocupa que siga pensando en el gran gasto público en plena crisis y en el Estado como motor de la economía.
El candidato Lasso, pese a su experiencia empresarial y, como ministro del mahuadismo, tiene que explicar el peso real que le confiere al sector privado frente al sector público y cuán importante en verdad es para él la lucha contra la histórica falta de equidad en el Ecuador. ¿Su aparente dificultad para conectar con los sectores populares se explicaría en parte por su visión empresarial de la política?
Es penoso ver un país tan polarizado, tan dispuesto a apostar al todo o nada, tan emocional frente a decisiones cruciales, pese a estar en el mismo barco. Es lo que tenemos, lo que hemos construido. ¿Andrés o Guillo? ¿Flotaremos otra vez? ¿Se remendará el bolsillo?