Kimberly Preciado (izquierda) y Fernanda Vásconez (centro) dominan el balón en un entrenamiento del club Ñañas, que participará en la Superliga. Foto: Foto: cortesía Ñañas
La segunda edición de la Superliga de fútbol femenino será más competitiva que el año pasado. “Nadie imaginó que la final del año pasado iba a jugarse con un estadio lleno y 18 000 personas en las gradas”, detalló Rocío Mora, jugadora de El Nacional.
El certamen, que aún no tiene fecha de inicio por causa del covid-19, contará con la participación de 17 equipos de ocho provincias. Se jugará por siete meses, en dos fases. Para la primera se estructuraron dos zonas, de acuerdo con su ubicación geográfica; a la segunda ronda pasarán los cuatro mejores equipos ubicados.
“Aún pesa el tema económico en la conformación de las plantillas. Lo ideal sería jugar con el sistema de la LigaPro, un todos contra todos”, destaca el entrenador Francisco Ramírez, del club Ñañas, vicecampeón del año pasado.
En el grupo A estarán los seis equipos de Pichincha, con Olmedo y el San Miguel de Ibarra. Se retiró el Santo Domingo IK-9 de la provincia Tsáchila, según sus directivos por el factor económico.
Según el reglamento de la Superliga, que pretende proyectar el fútbol femenino al profesionalismo, cada club debe inscribir a 12 jugadoras con contratos. A ello hay que sumar los costos de los miembros del cuerpo técnico, logística para los entrenamientos y traslados a los partidos oficiales; también uniformes e insumos médicos.
Los clubes requieren USD 35 000, en promedio, para jugar los 16 partidos que se disputarán en la primera ronda.
El grupo B lo integran tres equipos de Guayas, dos de Azuay, dos de Tungurahua, uno de Morona Santiago y uno de Los Ríos.
Uno de los aciertos para este año es la obligatoriedad de incluir a dos juveniles menores de 17 años en cancha. “Nosotros estamos trabajando con seis futbolistas, que han seguido un proceso de formación en nuestras divisiones formativas”, añade el DT Ramírez.
Los clubes podrán contratar hasta un máximo de cuatro extranjeras. Pero El Nacional mantiene la política de contar solo con ecuatorianas.
Este año debutarán tres clubes: San Miguel de Ibarra y Liga Deportiva Juvenil de Macas, que ganaron el Torneo de Ascenso del año pasado. El club 7 de Febrero de Los Ríos, con amplia participación en los campeonatos amateurs y de donde han salido seleccionadas nacionales, ocupará el puesto que dejó América, club que decidió no participar.
San Miguel de Ibarra estará dirigido por los entrenadores Alexander Valdez e Iván Avellaneda y contará con las colombianas María Paula Benavides y Valeria Narváez. La base nacional se mantuvo luego de lograr el ascenso.
El equipo de Macas contrató al DT Andrés Encalada. También a las jugadoras nacionales Analyz Zambrano, Suani Arroyo, Evelin Arias y Kerly Bone y a las costarricenses María José Morales y Michelle Montero.
El club Ñañas cambió a sus tres extranjeras. Ya están contratadas la colombiana Kimberly Preciado y la dominicana Dayari Balbuena. La tercera será una venezolana; aún no se ha difundido su nombre.
Liga Deportiva Universitaria, que el año pasado jugó con un plantel nacional, incorporó a la venezolana Hilaris Villasana.
“La Superliga de este año va a ser más competitiva”, destacó Rocío Mora, mediocampista de El Nacional.