Shila Cerda (arriba a la der.) integra la Selección juvenil fememina de Ecuador.Foto: Cortesía
Shila Cerda Tapuy busca convertirse en la primera jugadora profesional de Napo y migrar a un equipo del extranjero.
La joven de la nacionalidad Kichwa viajó a Quito, a los 16 años, desde su natal comunidad Tamia Yura, ubicada en la zona rural del cantón Tena.
Para cumplir su objetivo se entrena desde noviembre en el equipo femenino de Liga Deportiva Universitaria Amateur (LDU-A).
Suele viajar 40 minutos desde el puente peatonal 6 de la autopista General Rumiñahui hasta las canchas ubicadas en las cercanías del Mercado Mayorista, en el suroriente del Distrito Metropolitano.
En las dos o tres horas de entrenamiento pule su técnica en el dominio del balón, el desplazamiento por el campo de juego, evadir a los rivales y el cobro de tiros libres y de esquina. Cerda cuenta que la entrenadora de LDU-A, Jenny Herrera, la ubicó en los partidos como defensa central.
Su habilidad para recuperar el esférico y rápidas salidas con el balón dominado le permiten ocupar esa posición en el equipo blanco. La permanencia de la joven indígena en el equipo femenino de Liga dependerá de su habilidad y constancia en las prácticas.
“El próximo año se jugará la Liga Profesional Femenina y es una oportunidad para consagrarme. He logrado que me convoquen a la Selección, pero falta consolidarme en un equipo. Me gusta el trabajo de la entrenadora”, indicó Cerda.
Shila Cerda (izq.) en la concentración de la Casa de la Selección en Quito. Foto: cortesía
La jugadora cuenta con una beca deportiva en la unidad educativa ecológica trilingüe Gonzalo Ruales Benalcázar. Cursa el primer año de Bachillerato General Unificado y las autoridades estudiantiles le ayudan con la alimentación.
La deportista contó que su arribo a Quito fue auspiciado por el club Espuce en el 2017. Pero la muerte del entrenador Mauricio García originó su salida del plantel quiteño, igual que el de otra jugadora amazónica. Ella se regresó a Napo por la falta de recursos económicos y de un lugar donde vivir.
“El esfuerzo es el éxito de mañana. Extraño a mis padres y a mis pequeños hermanos mucho, pero tengo que sacrificarme para alcanzar el éxito en el fútbol y en otras actividades. En Napo la situación económica es difícil”, aseguró la jugadora.
Cerda fue parte de la selección nacional que participó en el Sudamericano Sub 17 en Argentina. La futbolista fue parte del rol titular en cuatro de los cinco partidos que jugó la Tri.
La última convocatoria de Cerda fue en julio. La Tri femenina jugó varios encuentros amistosos en Colombia.
Ángel Paguay fue su entrenador en la Federación Deportiva de Napo. El estratega le invitó a ser parte de los entrenamientos en el estadio federativo a los 12 años. Para llegar a las prácticas debía caminar 8 kilómetros de ida y vuelta. Los caminos que recorrían entre la comunidad Tamia Yura y el estadio eran de segundo orden.
“Se esforzó mucho para conseguir la convocatoria a la Selección. Cerda se convenció de que puede lograr éxitos con disciplina en el fútbol y lo va a lograr”, indicó Paguay.
El llamado de la Federación Ecuatoriana de Fútbol (FEF) a la Selección fue celebrado por sus compañeras y los dirigentes federativos. A su retorno de Argentina hubo otros chicos que emulaban a la deportista. Incluso se realizó una pequeña caravana por las calles de la ciudad con la pesista Mónica Tapuy. Ambas deportistas son consideradas las embajadoras del deporte de Napo.
El DT quiteño radicado en la provincia amazónica resalta las cualidades de la jugadora en quitar la pelota, los pases largos y el cobro de los tiros de esquina y libres.
La posición que ocupó en la selección amazónica fue de volante por izquierda y delantera. Eso le permitió anotar dos goles olímpicos en los Juegos de Menores realizados en Guayaquil y Latacunga. Los tantos los hizo en el 2016 y 2017.
“En los selectivos dejó sorprendidos a los entrenadores por la manera como cobra los tiros libres y de esquina. Es habilidosa y con buen remate con la pelota parada”, indicó Paguay.
Mélida Tapuy y Roberto Cerda son los padres de la futbolista. Los progenitores también juegan fútbol en el barrio Aguapungo, perteneciente a la comunidad
Ellos la hicieron parte del equipo River Snake. El plantel estaba formado por los integrantes de la familia y jugó en las ligas barriales de Tena, Archidona y Arosemena Tola.
“Me siento contenta por ella. Le gusta tanto el fútbol que no le importaba caminar 8 kilómetros de ida y vuelta. Los largos trayectos que recorrió la hicieron una mujer fuerte y dura”, indicó su madre.
Mientras que su padre Roberto recuerda que su primera hija jugaba fútbol con sus hermanos en el patio de la casa.
Las palmeras que había en su casa servían como arcos y sus hermanos eran usualmente los rivales. El agricultor, que juega de delantero, indica que su pequeña puede rematar con la zurda o la derecha.
“Mi pequeña es una jugadora polifuncional. Estamos muy contentos por los logros que ha obtenido, pero tristes por su lejanía”, aseguró Cerda.