Richard Buitrón acomoda un par de botines de los jugadores de la Sub 20. Acompañó a la Tri en 4 continentes. Foto: Julio Estrella/ EL COMERCIO.
Hace cuatro años, a Richard Buitrón le hicieron una nota en su casa para recordar las anécdotas de su trabajo como utilero de la Selección. Quien realizaba aquella labor ‘pidió prestado’ la memoria histórica del trabajador del fútbol: gran cantidad de fotografías de sus viajes por el mundo y recortes de periódicos, guardados, casi religiosamente, por su esposa, Nathalie Bravo.
Pero aquel archivo físico desapareció con el invitado. “Siempre le pregunto a Richard si es que ya apareció el señor. ‘No asoma’, me suele responder. Nos apena haber perdido esos recuerdos”, relata Bravo con nostalgia.
Pese a la pérdida, el utilero de 47 años, que lleva dos décadas en la Selección, mantiene intactos en su memoria los recuerdos de los camerinos del mundo. Por estos días, el fútbol lo llevó hasta las ciudades chilenas de Talca y Curicó, como integrante de la Sub 20 que juega el Sudamericano de la categoría. Esta tarde (17:30), el equipo dirigido por Jorge Célico se enfrenta en Curicó con Uruguay, en el segundo partido del certamen clasificatorio al Mundial de Polonia.
Junto a los suplentes de la Tricolor en el Mundial del 2006. Foto: Archivo Richard Buitrón.
Entre las cosas que no se perdieron, en aquel archivo que atesoraban los Buitrón- Bravo, están los cinco pasaportes que el quiteño, de 47 años, ha llenado en sus viajes con la Tri. Oceanía es el único continente en el que no ha estado presente. “Tampoco ha estado en Cuba”, acota Bravo.
El utilero no presume de sus viajes. Más bien se considera una agradecido por las regalías que le ha dejado el balompié. “Por el fútbol he podido mantener a mi familia. Me ha permitido educar a mis hijas – Laila, de 23 años, y Anabell, de 21-. Y, además, tener mi casa y mi carrito”, confesaba a este Diario, días antes de partir a Chile para el Sudamericano.
Con Antonio Valencia, en una de las esperas del camerino. Foto: Archivo Richard Buitrón.
Buitrón forma parte del cuerpo técnico que llevó el DT Célico al torneo de Chile. “El señor Buitrón, que ha estado en tres Mundiales con la Selección, nos acompañará al Sudamericano. Desde ya pido su colaboración para todo lo que necesite”, les dijo el DT a sus jóvenes futbolistas, según recuerda Buitrón, quien además de la Tri mayor y las juveniles ha trabajado para selecciones de Futsal, fútbol femenino…
“Nunca le dice que no al trabajo y trata a todos los futbolistas, sean los de equipo mayor o de las menores, con el mismo respeto y dedicación. Por eso la gente lo quiere”, sostiene Carlos Taipe, quien trabaja como asistente de utilería en la Tricolor desde el año pasado.
En el 2002, en el debut de Ecuador en el Mundial. Foto: Archivo/ Richard Buitrón.
El utilero se encarga del cuidado y mantenimiento de los implementos de juego: uniformes y material de entrenamiento. Para su viaje al Sudamericano, con la ayuda de su amigo Taipe, tuvo que empacar 25 maletas con cuatro juegos de uniformes oficiales de partido y cuatro de entrenamiento para los 23 futbolistas y los cuatro miembros del cuerpo técnico. En las valijas también se introdujeron pupos, zapatillas de concentración, colchonetas, cintas, ganchos, conos.
Pero eso no fue todo: el equipo Sub 20 también se llevó un buen cargamento de comida y golosinas: fueron 12 cajas de atún, además de galletas dulces de una marca ecuatoriana y otra extranjera. “A los muchachos les encanta el atún. Siempre lo llevamos en las concentraciones”, detalla Buitrón mientras acomodaba un par de zapatos de juego.
En el camerino de Ecuador en la Copa América Centenario. Foto: Archivo Richard Buitrón.
La relación de Buitrón con el atún empezó en el primer Mundial al que se clasificó Ecuador en el 2002. José Francisco Cevallos, uno de sus jugadores más consentidos, era un gran amante del pescado y estaba preocupado por su alimentación durante los 20 días que Ecuador permaneció en territorio japonés. Buitrón llevó atún para que ‘Panchito’ comiese y estuviese cómodo. El golero Jheovani Ibarra recuerda ese momento y dice que una noche, un grupo de futbolistas entró a la habitación de Cevallos y tomaron para sí un par de latas del producto para mitigar el hambre.
Buitrón tiene buena memoria: tiene claro que en la Sub 20, los zapatos más grandes son de Leonardo Campana, que calza 47 y los más pequeños, los del volante ofensivo Jordan Rezabala: 37. “Ahora todos los chicos ya tienen auspicio en sus zapatos, tienen acuerdos con las marcas”.
El viaje a Chile no será el único en la agenda del año. Esta temporada, la Tri jugará la Copa América y las eliminatorias. Buitrón quiere volver con la Tri a Catar. Ya estuvo en octubre pasado, pero ahora quiere estar en el Mundial.