La Selección de fútbol de Marruecos puso al mundo a hablar de este país africano. El cuadro marroquí ganó su grupo y dejó fuera a España en la definición mediante los tiros penales.
Este país africano que limita con el océano Atlántico y el mar Mediterráneo tiene una serie de culturas y costumbres que conviven entre sí. Hay influencias bereberes, árabes y europeas.
Sara Ezzarouali, una marroquí que vive en Santo Domingo de los Tsáchilas, cuenta que el pan es el alimento que más se repite en las mesas marroquíes. En cada casa hay el pan de harina de trigo, sin levadura que se utiliza desde el desayuno hasta la cena. Casi como el arroz para los ecuatorianos.
Su usos
“Nosotros comemos con el pan”, aclara y dice que se utiliza como cubierto, en reemplazo de tenedores, cucharas o palillos.
El pan marroquí se llama batbout y es hecho con harina, muy frecuente en el mes de Ramadán. Es tradicional que en cada casa, sobre todo en el campo, exista un horno para hacer el pan.
Un desayuno típico es el pan y se pone en la mesa aceite de oliva o mantequilla. Se acompaña con té, de preferencia, o café.
Uno de los platos más conocidos de la cocina marroquí es el couscous, que es preparado a base de sémola de trigo molida. De costumbre se cocina a base de siete legumbres y pollo o carne.
Más variedad
A pesar de que los marroquíes no son muy amantes de la sopa, está la rfissa, especialidad marroquí hecha a base de msemmen, tortillas árabes, con caldo de cebolla y pollo.
También está la hrira, una sopa tradicional del norte de África, elaborada a base de carne y legumbres y granos. Es un plato apreciado para iftar o ruptura del ayuno durante el mes de Ramadán, Se acompaña de dátiles y shebbakiyya, que son galletas hechas con miel.
Finalmente, se encuentra la bastila, que es un tipo pastel relleno. Es una combinación entre sabores salados y dulces con algo de canela. Los hacen rellenos de pescado y de pollo, depende del sabor que escoja.
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