El británico Raymond Whelan, acusado de liderar una red internacional de venta ilegal de entradas para los partidos del Mundial Brasil 2014, se entregó hoy, 14 de julio, en Río de Janeiro. Foto: AFP
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El británico Raymond Whelan, acusado de liderar una red internacional de venta ilegal de entradas para los partidos del Mundial Brasil 2014, se entregó hoy, 14 de julio, en Río de Janeiro a la justicia tras haber pasado cuatro días en paradero desconocido y con una orden de prisión preventiva en su contra.
Whelan se presentó hoy, 14 de julio, ante la jueza Rosita Maria de Oliveira Netto, magistrada encargada del proceso abierto contra 12 personas por parte del Ministerio Público brasileño por el escándalo de la venta irregular de boletos del Mundial, informaron fuentes judiciales.
El británico es el director ejecutivo de Match Services AG, empresa a la que la FIFA cedió los derechos de venta de paquetes turísticos que incluyen localidades VIP y otro tipo de servicios de lujo hasta el Mundial de Catar 2022.
Según sus defensores, Whelan dijo a su llegada al juzgado sexto de Río de Janeiro que “por fin” podrá empezar a defenderse de los cargos de los que se le acusa. El empresario era considerado como prófugo desde el pasado 10 de julio, el mismo día que se le decretó prisión preventiva.
Según medios brasileños, las cámaras de seguridad del lujoso hotel de Copacabana en el que se hospedaba Whelan captaron el momento en que éste huyó del edificio antes de la llegada de la policía brasileña.
Whelan se presentó ante la magistrada junto a su abogado, Fernando Fernandes, y con su detención asciende hasta 12 el número de personas encarceladas por este escándalo.
Según las investigaciones policiales, tres empresas de turismo localizadas en la famosa playa carioca de Copacabana contactaban con agencias de viajes que traían turistas a Brasil y vendían asientos para los estadios por un precio superior al impreso en la entrada.
Al parecer, se trataba de boletos de categoría superior proporcionados por la FIFA como cortesía para patrocinadores, organizaciones no gubernamentales y miembros de la comisión técnica de la selección brasileña y que los implicados vendían a turistas, logrando beneficios de más USD 454 000 por partido.
El secretario general de la FIFA, el francés Jérôme Valcke, liberó de responsabilidad a su organización y se mostró pesimista en la lucha ante la reventa de entradas al asegurar que “nunca conseguiremos poner fin a ese sistema ilegal de venta”.