Existe un pedido generalizado: que Norberto Araujo sea llamado para la Tricolor. Su momento en Liga de Quito es la razón obvia para que Gustavo Quinteros lo ponga a liderar la zaga, justamente el punto más débil de la Selección nacional.
Lamentablemente, no es tan fácil. Aunque Araujo le sentaría muy bien a una zaga que tiene el mismo rendimiento que una caja de fósforos mojada, la edad es un problema si la idea es impulsar un proceso para llegar al Mundial del 2018 en las eliminatorias más difíciles de los últimos 15 años. Araujo podría dar más jerarquía a la retaguardia, pero solamente en este año. Lo más probable es que para el 2016 ya no esté dispuesto a seguir compitiendo en el plano internacional.
No obstante, creo que Ecuador no está en condiciones de desaprovechar a Araujo en estos momentos. La escasez de zagueros centrales no se resolverá tan pronto y quizá es más práctico contar con el ‘Samurái’ en esta temporada hasta que el proyecto de Quinteros se consolide con los nombres ‘definitivos’, que en realidad nunca lo son: Énner apareció explosivamente al final de la era de Reinaldo Rueda.
Como escribió Julio Numhauser, todo cambia.