El deporte y el fútbol en concreto bien pueden asimilarse a una novela en entregas. Si en el debut a la Argentina le había faltado calibrar la puntería, en el segundo partido, el conjunto albiceleste encontró esos goles ausentes en la presencia del ariete del Real Madrid, Gonzalo Higuaín.
También se debe destacar la capacidad de progreso de un equipo que disfruta del juego de la mitad de la cancha hacia arriba, pero que lo sufre de la mitad hacia atrás.Antes del enfrentamiento con Nigeria, el periodista Claudio Mauri tituló una de sus columnas con una afirmación sobre los delanteros argentinos: “Goles que hablan mucho y poco”. Se refería con precisión de cirujano al ataque titular del seleccionado. Entre Messi (47), Tévez (29) e Higuaín (29) sumaron 105 goles en toda la temporada en sus clubes.
Sin embargo, casi ninguno de ellos demostró ser mejor en su equipo que con la celeste y blanca. El promedio de Higuaín no era despreciable antes del Mundial, con dos goles en cinco cotejos. Pero ayer ante Corea del Sur, ‘Pipita’ explotó como nunca antes, con tres goles en un mismo juego. Los tantos del ariete llegaron a los 33, 76 y 80 minutos. El restante tanto llegó a través de Park Chu Young (autogol a los 17’).
Higuaín tuvo que rendir más exámenes de la cuenta para, por fin, tener su lugar en el seleccionado nacional. La oportunidad con Argentina se abrió a medida que también se consolidaba en Real Madrid.
Si bien a Argentina aún le restan incógnitas por despejar, sobre todo en lo relativo a la defensa, el recorrido mundialista se allanó tras las primeras dos victorias y encontró un aliciente importante en el reencuentro de Higuaín con los goles.
Todavía Argentina es un equipo que depende demasiado de las individualidades, de lo que genere Lionel Messi, quien ayer estuvo más acompañado por Carlos Tévez y Ángel di María, aunque sin Juan Verón. Falta solidez, y se evidencia en la fragilidad de un defensa que inspira desconfianza.
Con la clasificación a octavos de final casi en el bolsillo, Maradona estudiaría modificaciones para el tercer juego con Grecia, en cinco días, en Polokwane. En ese cotejo, solo una derrota por más de dos goles de Argentina y un triunfo de Corea del Sur sobre Nigeria hará peligrar la clasificación de la albiceleste a octavos de final.
En caso de finalizar primero del grupo B, la Argentina no debería trasladarse y se beneficiaría con un día más de descanso, ya que jugaría el domingo 27 en Johannesburgo. En caso de ser segundo, el seleccionado debería movilizarse unos 1 062 kilómetros rumbo a Porth Elizabeth, donde jugaría el 26. El hipotético rival de un choque en octavos saldría del grupo A, donde está muy bien Uruguay, y en el que asoman Francia y México.
En Argentina reina el optimismo y la confianza tras la victoria de ayer.